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Universidade Federal de Santa Maria

Voluntas, Santa Maria, v. 13, n. 2, e6, 2022

DOI: 10.5902/2179378671863

ISSN 2179-3786

Submissão: 30/09/2022 Aprovação: 12/04/2023 Publicação: 05/05/2023

1 INTRODUCCIÓN.. 2

2 RUPERTINE DEL FINO Y LA BÚSQUEDA DE SENTIDO.. 4

3 RESCOLDOS SCHOPENHAUERIANOS. 20

4 ALGUNAS CONSIDERACIONES FINALES. 31

REFERÊNCIAS. 35

 

Estudos Schopenhauerianos

Schopenhauer y Mainländer: un diálogo filosófico-pesimista a través de Rupertine del Fino

Schopenhauer and Mainländer: a philosophical-pessimistic dialogue through Rupertine del Fino

Laura Vanessa Castellanos CarbonellIÍcone

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I Universidad del Atlántico, Barranquilla, Atlántico, Colômbia

RESUMO

El presente artículo ha sido pensado como un análisis introductorio que explora la presencia de Schopenhauer en la novela filosófica Rupertine del Fino del filósofo y literato alemán Philipp Mainländer, debido a la exigua investigación que se ha realizado al respecto y a la ineluctable influencia que desplegó el filósofo pesimista en la obra de Mainländer, asimismo, dicho análisis se entreteje con algunos puntos de la Filosofía de la redención de Mainländer. El esquema que se sigue es, primero, desarrollar una reflexión en torno a la búsqueda de sentido, relacionando esto con las diferentes posiciones que asumen los personajes de la novela filosófica ante la vida, los modos en que se desenvuelven en el mundo, entre otros aspectos, centrándonos en el personaje de Rupertine con el propósito de entrever otros aspectos que no se limiten a presentarla simplemente como una mujer apasionada, puesto que nos proponemos resignificar y repensar al personaje. Por último, ahondar en las antípodas de estas filosofías, en las que la constatación de los avatares de la existencia humana y el desenvolvimiento del mundo son el referente principal de este análisis.

Palavras-chave: Rupertine del Fino; Schopenhauer; Mainländer; Filosofía

ABSTRACT

This article has been intended as an introductory analysis that explores the presence of Schopenhauer in the philosophical novel Rupertine del Fino by the German philosopher and writer Philipp Mainländer, due to the meager research that has been carried out in this regard and the unavoidable influence displayed by the philosopher. pessimistic in Mainländer's work, likewise, said analysis was intertwined with some points of Mainländer's Philosophy of redemption. The scheme that is followed is, first, to develop a reflection around the search for meaning, relating this to the different positions that the characters of the philosophical novel assume before life, the ways in which they develop in the world, among others. aspects, focusing on the character of Rupertine with the purpose of glimpsing other aspects that are not limited to simply presenting her as a passionate woman, since we propose to resignify and rethink the character. Finally, delve into the antipodes of these philosophies, in which the verification of the vicissitudes of human existence and the development of the world are the main referent of this analysis.

Keywords: Rupertine del Fino; Schopenhauer; Mainländer; Philosophy

«Oh, cuán vana, cuán triste es la lucha por la existencia. Aprende ¡oh, hombre! Como primer principio de la sabiduría que por un bien, tu alma está en vilo.» (Mainländer, 2015, p. 147).

1 introducción

Rupertine del Fino es la novela filosófica del filósofo y poeta alemán Philipp Mainländer (1841-1876), filósofo decimonónico poco conocido por el público académico hispanohablante, cuyas obras han sido traducidas al español no hace más de una década[1], entre ellas están: Diario de un poeta[2], Filosofía de la Redención, y Rupertine del Fino, obra que tuvo su primera traducción al español en 2018 por Manuel Pérez Cornejo.  Debido a la reciente publicación de la traducción al español y al poco conocimiento que se tiene del autor, son escasos los estudios en español que se han desarrollado sobre esta novela filosófica, de hecho, hasta el momento, y de acuerdo a lo que hemos indagado, son tres las publicaciones que hay sobre esta obra, entre ellas está el prólogo que presenta Manuel Pérez Cornejo a la traducción de la obra, asimismo, el epílogo de Carlos Javier González Serrano, y el análisis de Adrián Tejeda publicado en El vuelo de la lechuza.

Por lo anterior, resulta necesario desarrollar otras investigaciones sobre esta obra para ahondar y divulgar el pensamiento y la obra de este filósofo poco conocido en el ámbito académico. Además porque Mainländer fue un asiduo lector y estudioso del pensamiento de Schopenhauer quien ejerció una gran influencia en el pensamiento del filósofo de Offenbach, por lo que en este trabajo nos hemos propuesto indagar sobre la presencia de la influencia de Schopenhauer en Rupertine del Fino, y esto se entreteje con su obra Filosofía de la Redención, a su vez, centrándonos en los puntos donde converge el pensamiento de estos filósofos. Con esto también nos proponemos aportar a la ampliación de las investigaciones y análisis concernientes a los diferentes discípulos que se ocuparon de estudiar la obra y el pensamiento de Schopenhauer, y al estudio de obras filosóficas poco abordadas como Rupertine del Fino.

2 RUPERTINE DEL FINO Y LA BÚSQUEDA DE SENTIDO

En este apartado ahondaremos en algunos puntos que desarrolla Mainländer en su novela filosófica Rupertine del Fino, como las diferentes posiciones que asumen los personajes ante la vida, los modos en que se desenvuelven en el mundo, entre otros aspectos, que intrínsecamente, desde nuestra mirada, contienen un impulso y se relacionan con la búsqueda de sentido de la existencia, esto especialmente se presenta en Rupertine. Asimismo, es importante resaltar que no nos detendremos a dar detalles sobre todo lo que transcurre en la historia, puesto que lo que se ha planteado como principal propósito de este escrito es trazar unas pinceladas de la impronta y presencia de Schopenhauer en el texto aludido (aunque esto resulta ser una excusa para entrelazar algunos puntos del pensamiento de Schopenhauer y Mainländer) y abordar algunas temáticas del mismo para plantear puntos de encuentro o las discrepancias de los filósofos pesimistas, sobre ello también se resalta que esto se desarrolla como una interpretación de la obra que nos atañe, partiendo de un análisis comparativo y hermenéutico-filosófico que nos permite entrever y relacionar algunos aspectos de la novela filosófica en los que confluyen las reflexiones de los pensadores que nos ocupan, dado que es indiscutible la influencia que ejerció Schopenhauer en el pensamiento de Mainländer.

Rupertine del Fino es la narración de una historia trágica en la que las pasiones humanas representan un punto central en el desarrollo de la historia, que inicialmente podemos presentar como una historia de amor, pero consideramos que el amor es un efugio o un medio para abarcar algunos avatares de la vida humana, que se relacionan con la muerte, el sufrimiento y la búsqueda de sentido. Estamos de acuerdo con Lerchner (2010) en que “die Novelle ist die ultimative Verdichtung und Unterstreichung der Theoremata zu Charakter und Leben.” (p. 246), puesto que en los tres personajes principales se puede entrever tres expresiones humanas que los caracterizan, y desde sus modos de vida se sitúan en el mundo.

Son tres los personajes principales que protagonizan la historia: Wolfgang Karenner, Otto von Dühsfeld y Rupertine del Fino, considerando que los dos primeros  simbolizan aspectos centrales del pensamiento filosófico de Mainländer, que los desarrolla a cabalidad en su obra principal Filosofía de la Redención, mientras que hemos estimado que el personaje de Rupertine del Fino aparece como una veta, propuesta o alternativa frente a los dos polos que se representan en Wolfgang y Otto, es decir, en este escrito hemos interpretado al personaje de Rupertine como un nuevo aspecto que integra Mainländer para examinar esos dos aspectos de su filosofía que simbolizan Wolfgang y Otto, ello con el propósito de resignificar a este personaje.

Concebimos a Rupertine como un péndulo que se debate entre la voluntad individual de vivir (Otto) y el héroe sabio (Wolfgang), contienda en la que parece inclinarse más hacia la voluntad individual de vivir y distanciarse del camino del héroe sábio. No obstante, Rupertine más bien encarna el faro que vislumbra el emplazamiento del ser humano en el mundo, debido a que el estar del ser humano en el mundo no se reduce a una tendencia exclusiva hacia los deseos desaforados ni tampoco al estado ideal del héroe-sabio o la negación de la voluntad de vivir, sino que los individuos también son seres que están en la búsqueda de un suelo firme en medio de las arenas movedizas, son individuos que buscan algo que le dé consistencia a su existencia, persiguen el sentido, anhelan comprender las cuitas de la vida, escrudiñan su condición humana, especialmente su condición de seres finitos, y todo esto les agobia. Este agobio era el que atravesaba a Rupertine en los diferentes momentos que se debatía entre esas dos corrientes, pero era precisamente en esos instantes donde afloraba su ser, donde no era ni lo uno ni lo otro, sino Rupertine, una Rupertine inquieta, que en medio de su angustia reflejaba interrogantes y anhelaba encontrar el sentido entre esas dos fuerzas por las que se combatía, y que eran las que se le presentaban ante sí.

Es ese carácter caracterizado por claroscuros donde se despliega una gama de sentimientos, emociones, tendencias y pasiones, que a través de las diversas circunstancias experimenta la dulzura, el desasosiego, el sosiego, los padecimientos, las alegrías, los dolores, las agonías, entre otros aspectos que instituyen la existencia humana, estos contrastes también se perciben en el desenvolvimiento de los seres humanos en el mundo en el que experimentan esas vivencias que atravesaban el corazón de Rupa.

Ahora bien, Otto es un pintor bastante conocido y es el prometido de Rupertine, en cuanto a Wolfgang, él es un filósofo práctico y primo de Rupa. De estas tres figuras Pérez (2018) aduce que:

mientras Karenner se nos muestra a lo largo del relato como un sujeto prudente y reflexivo (aunque no frío), Rupertine y Otto dan constantes muestras de ser personas vehementes, impulsivas y dominantes, propensas a dejarse arrastrar por los arrebatos de la pasión de vivir (p. 17).

Sin embargo, y como ya lo planteamos, no consideramos que el personaje de Rupertine se limite a tender hacia la afirmación de la voluntad de vivir, está claro que en muchos momentos se deja “arrastrar por los arrebatos de la pasión de vivir”, pero esto no es determinante en su ser y estar en el mundo, los que también son atravesados por otras fuerzas. Rupertine está en un permanente tránsito dado su anhelo de redimirse y de reposo, que deriva del mismo anhelo heredado de Dios que decidió morir “debido al infinito hastío que le provocaba su existencia eterna” (PÉREZ, 2018, p. 13-14), este principio de la decisión de Dios le es transmitido a los seres que son el resultado de ese anhelo de la nada absoluta. Es la pugna interna que tiene Rupertine consigo misma y su tan deseado reposo, lo que la mantiene entre esas dos formas de vida, en la que,

Otto, a la sazón un artista reconocido y consagrado a su arte en aquellos espacios de tiempo en los que adquiere los valores propios para acometer su obra, pero que no duda en entregarse igualmente a los placeres terrenales cuando es menester, y que bien inducen en él un inestable devenir que arrastra a «Rupa» por los senderos de una «vida demoníaca» en constante movimiento, y que tal y como dice el propio protagonista, le coloca «en el medio del ardor y del hielo que agita a los corazones humanos».

Al otro lado, emerge un océano de quietud, un devenir pausado, en calma, representado por el primo de Rupertine, Wolfgang Karenner, un «filósofo práctico» en busca del «santo grial» del conocimiento (término muy mainländerliano, por cierto), que le acerque al estado sublime del héroe-sabio que ya hemos descrito (TEJEDA, 2018).

Aunque este constante movimiento, de una orilla hacia otra, genere transformaciones en el espíritu de Rupertine, lo inquietante es que no permanece inmóvil ante ninguna de las dos orillas, y es precisamente ese constante movimiento lo que constituye su ser, pues Otto y Wolfgang sí permanecen inmersos en el punto donde se han situado. Otto no se aparta de la cadena de deseos desaforados de vivir, o sea, de la «vida demoníaca», y Wolfgang no deja en ningún instante su estado de héroe sabio, sino que lo reafirma. Entonces Rupertine es más bien la corriente que permite el encuentro de esas dos orillas por las que ella se combate en tanto que ambas le presentan un camino donde yace el bastón que la puede sostener de su fragilidad para confrontar las cuitas de la existencia pues es, a ojos de Mainländer (2018), “impetuosa en el dolor y no estaba acostumbrada a sufrir. ” (p. 34).

El desenvolvimiento de esta historia conlleva unos saltos abruptos y unos contrastes en lo que les acontece a los personajes, especialmente a Rupertine, puesto que en el primer acto se le presenta a Rupertine por vez primera el dilema de las dos corrientes que circundaban su vida, lo cual se produce cuando Otto se va de viaje sin despedirse de ella, además de que al avanzar los días no recibe ninguna noticia de él, por lo que lo creyeron muerto y esto generó una gran tormenta en el alma de Rupertine, empero, y de acuerdo con Mainländer, tras la tormenta llega la paz del corazón, y la misma Rupertine se percata de ello cuando le confiesa a Wolfgang que “es asombroso hasta qué punto me ha hecho madurar el infierno que he vivido en estas últimas semanas” (MAINLÄNDER, 2018, p. 39), este acontecimiento forja el tránsito de Rupertine hacia la orilla donde estará reposando en el “océano de la quietud”, pero después, en algunos instantes, se volverá a ver abrumada por el ardor de la pasión desaforada de vivir que logra aquietar hasta que de manera inesperada aparece Otto para arrastrarla hacia las corrientes turbias de la voluntad de vivir. Cuando Otto vuelve a presentársele, nuevamente queda sumida en el naufragio de esas dos corrientes en las que siempre está al borde. Finalmente, Otto logra envolverla con la promesa de dulces sorbos y un mar de alegrías que culminan en un desierto de penurias que la vuelven a arrastrar hacia las mansas aguas de Wolfgang.

Ese primer momento del tránsito de Rupertine hacia el “océano de la quietud” se le presenta como el catalizador de una experiencia que la deja sumida en un estado de arrojamiento hacia la nada, a su vez, se expresa como un acercamiento del ser a la nada, y a través de ello ha saboreado el beso iluminador de la muerte. Dicha experiencia se la describe a su primo de la siguiente manera,

Ya ves, Wolfgang – dijo, a continuación-; este acontecimiento, que yo recabé en vano estos últimos días por todas partes, llevada por la locura de pensar que podía escapar de él de algún modo; esta certeza del inevitable hundimiento, de una inalterable fatalidad, me ha elevado por encima de mí misma al éter, libre y diáfano, de la eternidad, desde el cual puedo ver lo que yo era y hacía, y actuar como si fuese un ser ajeno. La muerte ha imprimido su sello sobre mi frente; le estoy consagrada, y me ha purificado. Ya no pertenezco a este mundo (MAINLÄNDER, 2018, p. 39).

¿Es acaso esa aproximación a la muerte el momento en el que los individuos se van despojando de las viejas ropas que les ataba a las trampas de la vida? Desde la experiencia de Rupertine parece que aquella transformación produjo en ella unas nuevas experiencias de emplazamiento en el mundo, además un desprendimiento y desgajamiento de aquellos impulsos, emociones, tensiones desenfrenadas que agitaban su corazón, sellando su existencia en el naufragio de la vida demoníaca que la arrastra hacia un torrente de consternaciones y en ocasiones a experiencias placenteras.

Ahora bien, ¿será que esa vida espiritual a la que se había alzado correspondía a la del héroe-sabio? Más bien, es lo que Mainländer categorizó como el sabio, pero también tiene unos visos y vetas del humorista que es quien:

pertenece a dos mundos, porque le falta la fuerza para renunciar a uno de ellos. Cuando se encuentra en el festín de los dioses, una llamada desde abajo interrumpe su alegría; y, cuando se lanza en sus brazos, despeñándose desde el aire, le amarga el anhelo de puro goce, que le reclama desde arriba. Así, su demonio se ve lanzado de acá para allá, y se siente desgarrado (MAINLÄNDER, 2020, p. 153).

Esta es, a nuestra consideración, la acertada dilucidación de las experiencias que caracterizan al personaje de Rupertine durante el desarrollo de la historia, ese “pertenecer a dos mundos” es la más clara descripción de la situación de Rupa; así es, esta mujer pertenece tanto al mundo de Wolfgang como al de Otto, y también experimenta esa encrucijada del humorista a quien le falta la fuerza para renunciar a uno de esos dos mundos, la misma fuerza que le faltó a Rupertine para elegir definitivamente uno de los dos caminos.

Estas dos fuerzas que tensionan el desenvolvimiento de Rupertine en el mundo, que sacuden su ser y estar en ese desierto que en ocasiones deriva en paraíso, o lo que se le presenta como desierto o como paraíso, son la sensación de Rupa de constatar y vivenciar la desolación de la existencia que dimana cuando se sabe y se siente sola frente a la crueldad del mundo. Por ello, su alma pide a gritos un regazo que calme aquellas fuerzas que confunden y difuminan los consuelos de la existencia, del mismo modo, su ser está sediento de un brebaje que aquiete aquella alma no adaptada a los avatares humanos, un alma que suplica el rescate, y, tal vez, se asemeje a lo que plasmó Pizarnik en su poema Rescate: “y es siempre el jardín de lilas del otro lado del río. Si el alma pregunta si queda lejos se le responderá: del otro lado del río, no éste, sino aquél”. Y es que, es la angustia de percibir el cuadro trágico de la vida lo que impulsa a la búsqueda de un terreno donde pueda reposar el corazón humano.

Son estos diferentes momentos en los que se puede entrever que Rupertine va transfigurando su actitud ante a la vida, una actitud que no es definitiva, sino que es momentánea entretanto que se va desplazando, y esto no se presenta ni en Otto ni en Wolfgang. Asimismo, es necesario anotar que a través de Rupertine y de todo lo que le acontece, se puede vislumbrar que, aunque nos inclinemos por el que a ojos de Mainländer es el camino más propicio para una existencia tranquila y llevadera, esto es, la del héroe sabio, la realidad es que todos los caminos conducen hacia el mismo fin: la muerte, pues a pesar de «¡cuán apaciguada se muestra ahí fuera la naturaleza –pensó-; y, sin embargo, tras esa aparente calma, hasta la más bella flor lucha con la muerte!» (MAINLÄNDER, 2018, p. 38), y en este sentido Rupertine representa aquí el faro que arroja luz sobre aspectos insustituibles de la existencia humana, o sea, la constante lucha que afrontan los individuos mientras existen en el mundo.

Rupertine es el halo solar que porta una verdad ineludible, esta es: a cada individuo le acecha durante su vida la certeza del camino del ser al no ser. Rupertine también representa la pugna humana con los senderos a transitar al hallarse envueltos en la incertidumbre de no saber cuál es el camino más propicio a elegir, empero, sea cual sea el camino elegido estará acompañado por el agobio generado de la certeza de que va a fenecer.

 Rupertine lleva consigo la marca de la unidad simple, como todos los individuos. Rupertine es la espectadora de estos dos estilos de vida, es el símbolo humano que se debate entre esos dos modos o estilos de asumir la vida. Es como si Mainländer pretendiera mostrar a través de Rupertine cómo los individuos luchan con las fuerzas del universo en su intento por conducir su vida hacia el campo más reconfortante. Nos muestra mediante Wolfgang unos modos de sobrellevar la existencia, de sostenerse en el mundo, con Wolf dibuja el sendero para quienes quieran habitar en los terrenos del sosiego, mientras que Otto representa aquello que debe ser abandonado: la vida demoníaca, desenfrenada, y excesos que propagan los dolores del mundo. Por su parte, y como nos hemos referido en varias ocasiones, Rupertine era estremecida por esas dos polaridades que la acechaban.

Por otra parte, las tres figuras de esta historia, más que a una dualidad consideramos que se asemejan a una trilogía, que puede ser comparada y analizada con lo desarrollado por Nietzsche en su obra Así habló Zaratustra cuando hace referencia a las tres transformaciones del espíritu, que son el camino que traza Zaratustra para que los seres humanos puedan alcanzar el desarrollo de su espíritu sin las ataduras de la antigua moral. Zaratustra anuncia, “tres transformaciones del espíritu os menciono: cómo el espíritu se convierte en camello, y el camello en león, y el león, por fin, en niño.” (NIETZSCHE, 2003, p. 53), estas tres transformaciones las abordamos como las tres manifestaciones del espíritu humano que determinan su desenvolvimiento en el mundo, cuyas figuras están conformadas por los tres personajes de la novela del filósofo de Offenbach, en el que Otto viene a representar al camello, Rupertine al león y Wolfgang el niño.

Otto representa al camello dado que él es el espíritu que se deja arrastrar por la carga del querer, de las pasiones, es decir, de la voluntad de vivir. Rupertine se sitúa como el león porque es quien ha podido decir: no, pero aún su espíritu se deja mover por las pasiones. Por su parte, Wolfgang ha llegado a ser el niño porque se ha transformado en un espíritu tranquilo, debido a que ha logrado liberarse de todas las cargas que corroen el espíritu humano, ha alcanzado la paz del corazón (cualidad destacada del héroe-sabio). Es así como se efectúan las posiciones que cada personaje asume ante la vida, pero cuando llegue la hora de dar sus últimos suspiros en este mundo, será irrelevante cuál haya sido el camino andado pues su existencia se verá abocada al mismo punto que las demás. De ello estaba convencido Caraco (2004) cuando aseveró que “tendemos a la muerte como la flecha al blanco, y no le fallamos jamás, la muerte es nuestra única certeza y siempre sabemos que vamos a morir, no importa cuándo y no importa dónde, no importa la manera.” (p. 7), y es que, siguiendo a Mainländer, todo en el mundo está atravesado por la voluntad de morir, el origen de ello se encuentra en el acontecimiento que le dio origen al mundo: la muerte de Dios. Por lo tanto, se puede aseverar que la muerte es consustancial a la vida a pesar de que estas se presenten como antípodas, pero lo más problemático de esa certeza son los momentos en los que los individuos se debaten ante el enigma de no saber cómo llevar las riendas de su vida mientras les llega la hora final, de no saber cómo vivir, por qué vivir, para qué vivir, que son unas de las tantas interrogantes que acechan la existencia de estos individuos al momento de constatar su condición de seres finitos, y es en este punto donde aparece la búsqueda de sentido, las razones para permanecer y no perecer, y como lo expresó Camus (1995) en su texto El mito de Sísifo “juzgar si la vida vale o no la pena vivirla es responder a la pregunta fundamental de la filosofía.” (p. 15), y no solamente de la filosofía sino también de la existencia de cada ser. Por ende, ese juzgar si la vida vale o no la pena vivirla es el ejercicio de la búsqueda de sentido, por lo cual “opino, en consecuencia, que el sentido de la vida es la pregunta más apremiante.” (CAMUS, 1995, p. 16).

Por consiguiente, es ese sinsabor que genera el punto final en el que todos los seres humanos vuelven a identificarse, lo que mantiene a Rupertine en el debate al que ya nos hemos referido. Puesto que Wolfgang y Otto no vivenciaron como esta mujer el dilema de inclinarse hacia uno u otro sendero dado que ya estaban emplazados y convencidos del que habían elegido, no tambalearon o titubearon por su elección, pero esto sí le ocurrió en diversos momentos a Rupertine, ya que es esa incertidumbre ante la falta de suelo firme y certero, esto es, la duda de no saber cuál camino es el apropiado para llevar las riendas de su vida, para desenvolverse en el mundo, para encontrar un sustento vital, un consuelo, una respuesta o el lugar conveniente para esperar la hora final. Así es como se despliega la búsqueda de sentido de Rupertine, y es que mediante del Fino nos permite entrever que otro de los enigmas que atravesaron a Mainländer yace en este mismo personaje, en tanto que, como ya se ha indicado, Wolfgang y Otto tenían claridad respecto al sendero por el que querían andar. No obstante, Rupertine es un enigma porque representa el dilema y la encrucijada de la elección del camino, este personaje encarna el alma humana que está en la búsqueda, que está a la intemperie, que desea, que lucha.

También de este desenvolvimiento de Rupertine en el mundo se desprende la interrogante, ¿cuál es el camino más conveniente para vivir una vida lo más serena posible antes de fenecer? Es en este punto donde percibimos uno de los aspectos centrales de la novela filosófica, debido a que consideramos que es probable que Mainländer haya querido ahondar o explorar a través de Rupertine del Fino esos caminos que ya había transitado (Wolfgang, por ejemplo). De igual modo, se percibe que el sentimiento y las agonías de Rupertine, eran las mismas que golpeaban a Mainländer, aquellas fuerzas que lo impulsaron a la búsqueda de ese camino propicio, que terminó erigiendo mediante Wolfgang, que representa al héroe-sabio cuya cualidad más destaca es la paz del corazón, lo caracteriza una constante serenidad, es quien ensalza la vida a pesar del torrente de sufrimientos y dolores que esta contenga, asume ese sufrimiento y esos dolores sin angustias, ama la vida con todas sus cuitas y no se lamenta por ellas. Ese es el héroe-sabio: el que ha alcanzado la paz del corazón y no deja que los acontecimientos y fenómenos del mundo se la arrebaten. Es quien permanece en ese estado de certera serenidad, que no es afectado por las pasiones demoníacas.

Rupertine está en una constante búsqueda de sentido que es acuciante, la cual emana en su relación con Otto, y cuyas pasiones amorosas le otorga un sentido a su vida. Luego Wolfgang se le presenta como otra posibilidad de sentido. Sin embargo, en otro de sus desplazamientos se renueva la primera figura del sentido, pero esta vez la lanza hacia un cúmulo de experiencias que la devuelven a los brazos de Wolfgang, en vista de que sabe que se acercaba la hora final. A pesar de ello, el acercamiento a esa hora resulta ser la esfera diáfana de esta misteriosa mujer, pues unos instantes antes de que la muerte atravesará como una daga a su corazón, levantó su voz para cantar aquella certeza que durante tanto tiempo le había circundado:

No puede ser de otra manera:

todos los hombres deben padecer.

Lo que en la tierra vive y se mueve

la desdicha no puede detener.

El peso de la cruz

oprime nuestros hombros,

hasta la tumba,

y allí terminará ---

¡contento debes estar! (MAINLÄNDER, 2018, p. 139).

Esta es la única certeza que tienen los seres humanos mientras la vida se le escurre entre los dedos, mientras todo lo que vivencia le resulta un enigma, incertidumbres, desazones, momentos efímeros, tormentos, alegrías, sufrimientos, y una gran variedad de experiencias que constituyen su desenvolvimiento en el mundo, pero que, como el final de Rupertine, todas esas experiencias se convierten en polvo cuando llega el momento de yacer en la tumba. Ese momento es, de acuerdo con Mainländer, el momento de la redención, el último suspiro es el “ingreso a la paz eterna”, es el instante en el que somos despojados de la cruz que cargamos desde que nacemos hasta que morimos. Y es que, todos los pesares y experiencias referidas pertenecen a la vida humana, entretanto se permanezca en el mundo, y es mediante esas experiencias, que le resultan agobiantes, como salda la deuda que adquiere al nacer, como apunta Arthur Schopenhauer (2013),

Pues la existencia humana, bien lejos de portar el carácter de un regalo, lleva en sí el de una deuda contraída. La exigencia del pago de la misma aparece en forma de necesidades urgentes, deseos mortificantes y miseria infinita generados por esa existencia (p. 28).

Es importante resaltar que esta idea de la muerte como redención, es el centro de la filosofía de Mainländer, cuyo desarrollo esplendoroso lo presenta en su texto principal Filosofía de la Redención. La única certeza factible e ineludible para los seres humanos, la que también estuvo presente en el corazón de los tres personajes principales de la novela filosófica que hemos escogido, y que como alega González (2018),

Rupertine supone la culminación narrativa de la filosofía de la redención mainländeriana, el vívido ejemplo de que la voluntad permea los corazones hasta conducirlos, tras un vaivén de sentimientos y emociones, a la constatación que Mainländer consideró inevitable en quien alcanza la sabiduría: el ferviente y convencido deseo (ya puro, ya incontaminado) de la nada. Pues el sabio mira fijamente a los ojos, con alegría, a la nada absoluta. A ella se encamina sin miedo y consciente de su destino, consciente del destino del universo (Weltalls-Schiksal), que quiere hacer suyo (p. 150).

Ese ferviente y convencido deseo de la nada arropó a Rupertine, quien después de la muerte de Otto es sacudida por unas fuerzas que no lograba captar con claridad, pero que la condujeron hasta Wolfgang. Además, tanto Rupertine como Otto experimentaron casi las mismas sensaciones antes de morirse, de hecho, en sus últimos momentos Otto se siente despojado de las pesadas cadenas que llevaba consigo, por ello le dice a Rupertine, “todo mi apasionamiento, todo lo que era impuro en mí, lo ha vomitado mi alma, sin digerirlo, como un surtidor. Es como si me hubiesen quitado unas pesadas cadenas con sus bolas, que llevase desde mi nacimiento.” (MAINLÄNDER, 2018, p. 129). Con esto Mainländer vuelve a representar a la muerte como redentora, y es que Otto durante su trasegar por el mundo había sido la manifestación volitiva que perseguía sus deseos, un individuo que bailó y celebró los festines dionisíacos, y que no se detuvo a examinar otro camino, sino que permaneció en el elegido, pero cuando llegó su hora final ese modo de vida elegido se desplomó ante la presencia de la muerte.

Algo parecido le ocurrió a Rupertine al enfrentarse a la hora final, todas las emociones, sentimientos, pasiones, sus dilemas y encrucijadas quedaron suspendidas, apagadas, apaciguadas por la muerte que finalmente la redimió de las cargas que tanto le sacudieron el corazón, en este punto cesa la búsqueda de sentido, primero porque Otto ya había muerto, y también por el desapego que se genera en el momento de fenecer, y es que es la misma muerte la que despoja de todo lo que impulsa esa búsqueda. Es como si la muerte fuera ese instante en el que “el sol se ve al final de una larga búsqueda que supone una reorientación (los prisioneros tienen que volverse) y un ascenso. Es real, está ahí afuera, pero muy lejos. Proporciona luz y energía y nos permite conocer la verdad.” (MURDOCH, 2019, p. 206).  Si nos basamos en la experiencia que tienen Otto y Rupertine antes de abandonar el mundo de los vivos, se puede percibir que la muerte es la esa luz redentora que se busca, no importan los modos, los caminos o actitudes que se asuman ante la vida, puesto que “todos nuestros caminos son oscuros, y lo único que sabemos, aunque raramente pensemos en ello, es que cada uno de ellos acaba en la tumba” (MAINLÄNDER, 2018, p. 63). Esto ya lo hemos comentado en varios puntos, en vista de que lo que acompaña a los individuos durante toda su vida es la certeza de que son un ser finito a quien en cualquier instante les toca abandonar la vida y saltar hacia aquel precipicio que han denominado como muerte, que resulta ser otra de las incertidumbres que les agobian.

La búsqueda de sentido es un catalizador de la existencia humana, es el intento de los individuos de darle un sustento a su existencia, de dilucidar sobre su ser y estar en el mundo, es el modo a través del cual los seres humanos anhelan habitar una existencia más llevadera en tanto que logre saciar su sed de respuestas, de tal modo que pueda colmar y calmar los agravios que le produce la certeza de su efímera existencia. La búsqueda de sentido es el síntoma de la carencia de respuestas, certezas o explicaciones concernientes a la vida y a la existencia en general, asimismo, es el querer justificar nuestra existencia dada la constatación de que con la muerte parece que concluye la existencia individual.

Gran parte de ello se puede ver retratado en la novela filosófica que hemos abordado, especialmente en el personaje de Rupertine en quien se puede percibir los complejos conflictos que afrontan muchos seres humanos, por ejemplo, a la pregunta por el sentido de la vida, pero en Rupertine hay más un enfrentamiento con la vida y el camino hacia la muerte. Se puede afirmar que Otto encontraba el sentido de la vida en “la vida demoníaca”, mientras que Wolfgang lo había encontrado en el camino del héroe-sabio.

A Rupertine le arropó el ferviente deseo que expresó Mainländer (2015) en uno de sus poemas:

Cansados van los pastores hacia sus moradas, y toda criatura busca un dulce reposo, un sueño encantado, tejido por el dios del sueño, con imágenes de horas felices.

¡Horas felices de paz en el corazón!

¡Venid, volved! ¡Llenad de nuevo este pecho, anhelante de vuestras roqueñas alturas y de vuestro consuelo! (p. 157)

3 Rescoldos schopenhauerianos

En el anterior apartado se trabajó principalmente en torno a la temática que concebimos como la búsqueda de sentido de Rupertine del Fino, cuyo asunto era un entresijo de la novela filosófica, ya que no está expuesto de manera explícita ni parece ser una temática esencial, pero que si se escrudiña esencialmente en el personaje de Rupertine se pueden encontrar varios aspectos, como los ya mencionados, que vislumbran esa búsqueda de sentido. Ahora bien, en esta parte del desarrollo de este escrito nos hemos propuesto abordar lo relacionado a la presencia de Schopenhauer en la novela filosófica Rupertine del Fino, es decir, identificar y desvelar en qué puntos del texto que nos ocupa, el filósofo de Offenbach converge o discrepa con algunos planteamientos del filósofo de Danzig.

La filosofia de Arthur Schopenhauer ejerció una ineluctable influencia en el desarrollo de varios aspectos del pensamiento de Mainländer. Estos pensadores comparten varias preocupaciones e inquietudes que tienen respecto al mundo y lo relacionado con este, por ejemplo, la preocupación que comparten en relación al enigma del mundo, que cada uno intenta descifrar mediante sus propios métodos y consideraciones. Asimismo, es importante mencionar que la muerte fue una de las grandes preocupaciones de estos dos filósofos, de hecho, Schopenhauer (W II, § 41) considera que:

La muerte es el auténtico genio inspirador o la musageta de la filosofía y por   eso ésta fue definida por Sócrates como «preparación para la muerte». Difícilmente se   filosofaría sin la muerte. Por eso está plenamente justificado que la muerte reciba una especial consideración aquí (p. 446).

Esto se debe a que el ser humano constata su condición finita, reconoce que su existencia es efímera, que desde que nace su vida está condenada a fenecer, sobre todo vive con la incertidumbre de que en cualquier instante puede ser expulsado del mundo, y por lo tanto su finitud es la única certeza que tiene durante su trasegar por el mundo. Por tales motivos, crean diversas maneras de sostenerse mientras permanezcan entre los vivos, crean comunidad, sociedades, cultura, hacen acuerdos, entre otras cosas, que resultan ser un consuelo para su existencia, durante su estar en el mundo su “voluntad oscila entre el temor y el desprecio a la muerte”, y es que “siempre nos precipitamos, desde la contemplación, en la lucha entre el miedo a la muerte y el desprecio a la misma” (MAINLÄNDER, p. 148), dado que la mayoría de los seres humanos desean permanecer en el mundo, y ese deseo les lleva a generar modos de permanecer, ya sea a través de la escritura, la historia, el arte, y demás aspectos, pero la principal expresión de ese deseo de permanecer la manifiestan con la perpetuación de la especie, y en esto último concuerdan tanto Schopenhauer (W II, § 44) como Mainländer, en vista de que:

Los amantes sienten el anhelo de unirse y fundirse realmente en un único ser, para luego proseguir viviendo sólo en él; y este anhelo se colma en lo generado por ellos, como aquello en lo que se transmiten las cualidades de ambos, para sobrevivir fusionadas y reunidas en un ser (p. 518).

Detrás de ese deseo habita el verdadero rostro de la esencia que impulsa a los individuos hacia ese querer perpetuarse en otro individuo, esa esencia, según Schopenhauer, es la voluntad que quiere la vida, por ello mediante los deseos le tiende la trampa a los individuos quienes creen que persiguen un propósito propio cuando en realidad están trabajando para la voluntad que gobierna todo cuanto existe en el mundo. El amor no es más que el engaño de la voluntad para perpetuar la especie, esta idea de que el amor permite que el individuo permanezca en otro también la comparte Mainländer (2020) que considera que “mediante el amor sexual amplía el hombre su individualidad hasta la familia” (p. 114), además, el amor resulta ser, como todos los objetos de deseo que tienen los individuos, efímero, genera sufrimientos, dolores, angustias y una evanescente felicidad. Wolfgang sabía cuál es el precio que paga quien se deja arrastrar por el amor, y por eso le dice a Otto que:

yo he de ser completamente libre, si quiero alcanzar la meta que me he propuesto. Además, no quiero comprar la satisfacción de un deseo breve y pasajero, o mejor dicho, las alegrías y comodidades de la vida conyugal, pagando el precio de la angustia y los sufrimientos del pobre ser que pueda traer yo a la existencia (MAINLÄNDER, 2018, p. 28).

En los sistemas filosóficos de ambos filósofos pesimistas aparece el amor como un asunto humano fundamental para analizar la condición humana, el desenvolvimiento de los seres humanos en el mundo, y especialmente como una expresión humana que les permite analizar los modos a través de los cuales los individuos asumen una actitud ante la vida. En el caso del amor, los filósofos perciben que este es un motor que impulsa a los individuos hacia aguas turbias que esencialmente perpetúan el sufrimiento, puesto que el amor está aunado al instinto sexual, que es el foco de la voluntad, porque mediante este la voluntad logra su cometido que es el nacimiento de un nuevo individuo, pues “la procreación de este niño en concreto es el auténtico fin de todo romance amoroso, aun cuando sea un fin para sus protagonistas” (WII, § 44, p. 518), este nacimiento representa la prolongación de la cadena de sufrimientos humanos. Así es como también lo ha manifestado Wolfgang cuando se refiere a que no piensa pagar el precio de la angustia y los sufrimientos del pobre ser que pueda traer al mundo. De hecho, asevera que esto le ha sido iluminado por la más reciente filosofía alemana, de esto expresa que “en relación con este asunto, tengo un punto de vista muy preciso, fruto de la más firme convicción, erigida sobre las ruinas de la religión por la más reciente filosofía alemana, y no dejaré que nada me desaloje de él” (MAINLÄNDER, 2018, p. 28).

En este sentido podemos plantear que el amor tiene un lugar especial en las reflexiones filosóficas de estos dos filósofos. Mediante sus reflexiones del amor dan cuenta de cómo esta expresión humana se instituye como una desventaja para liberarse de las cuitas existenciales y como un obstáculo para generar el tránsito hacia el camino redentor. Mainländer (2020) apunta que:

el individuo está preso por el amor sexual soporta con gran constancia los dolores más grandes, hace cosas inusuales, aparta pacientemente los obstáculos de su camino, e incluso no teme, bajo ciertas circunstancias, la muerte cierta, porque es puramente demoníaco (inconsciente), y únicamente quiere pervivir en unión con otra determinada voluntad (p. 114).

Puesto que el amor es una pasión desenfrenada que conduce a los individuos hacia las aguas más tormentosas que se le aparecen como apaciguadas y reconfortantes, teniendo en cuenta todo lo que implica la unión de los enamorados, un claro ejemplo de ello se reproduce en Rupertine del Fino, donde la historia de amor de Rupertine y Otto se puede considerar como un brebaje agridulce en tanto que la unión de estos dos seres viene acompañada de algunos sucesos trágicos y de momentos encantadores. Primero la desaparición de Otto, luego el reencuentro de los enamorados que les permitió vivenciar momentos de desbordante alegría, después de un tiempo la vida les recuerda que no hay felicidad duradera y que todos los fenómenos del mundo están condenados a sucumbir. Además, es esta pasión desenfrenada lo que aparta a Rupertine del camino del héroe sabio, a causa de que ella siempre estuvo envuelta en la encrucijada de cuál de los dos caminos elegir, y en su alma se chocaban las dos fuerzas que la agobiaban, independientemente de que volviera a lanzarse a los brazos del amor sexual.

No obstante, no solamente se refieren a lo que categorizaron como amor sexual, sino que vislumbran que hay otras formas o manifestaciones del amor, es decir, lo que hemos entendido como grados del amor o modos en los que se presenta. Por ejemplo,  Mainländer (2020) estima que “finalmente el amor se presenta como amor a la humanidad” (p. 115), el cual lo encarna Wolfgang que es un hijo de la luz porque ha logrado despojarse de la voluntad individual de vivir, en él predomina el amor a la humanidad y no el amor sexual que pudo haber elegido con Rupertine, en virtud de que “aquel que reprime el impulso sexual entabla una batalla por la cual la suma de fuerza en el universo se debilita más eficazmente que mediante la más completa entrega a la vida” (MAINLÄNDER, 2020, p. 279), debido a que para alcanzar la redención es imperioso quitarse el ropaje en el que es envuelto por la vida, esto es, desalojar su ser de todas las cargas pesadas, como el impulso sexual, los deseos desaforados, y todo lo que corroe el espíritu humano y lo aleja del camino redentor. Por ello es necesario la negación de la voluntad individual, cuya propuesta también presenta Schopenhauer (W II, § 44) quien considera que con la perpetuación de la especie se afirma la voluntad de vivir que deriva en prolongación de los dolores y sufrimientos, por causa de que:

la voluntad de vivir, o sea, lo que ansía tan perentoriamente la vida y la persistencia. Dicha voluntad de vivir es respetada y dejada en paz por la muerte. Mas tampoco puede alcanzar un estado mejor que el actual, es decir, tiene asegurado, junto a la vida, el continuo sufrir y perecer de los individuos. El liberarse de esto le está reservado a la negación de la voluntad de vivir, mediante lo cual la voluntad individual se desgaja del tronco de la especie y renuncia a esa existencia en la misma (p. 542).

Lo que para Schopenhauer es voluntad de vivir, Mainländer la ha categorizado como voluntad individual de vivir que se revela como voluntad de morir. De igual modo, “Mainländer rechaza tajantemente el concepto universalista de la voluntad propuesto por Schopenhauer” (PÉREZ, 2020, p. 21), puesto que para Schopenhauer la voluntad es el núcleo del mundo, en cambio para Mainländer la voluntad individual de vivir es el complemento del mundo y no su principio que viene a ser la unidad simple (Dios), esta es la principal diferencia entre las perspectivas de los filósofos pesimistas. Para Schopenhauer la voluntad es un querer que no cesa, es el principio universal, todo cuanto existe en el mundo es expulsado por esta esencia íntima, además, la voluntad es atemporal, libre, no perece, y sobre todo siempre quiere la vida, por ello la voluntad se presenta como un instinto de perpetuación de la especie y no como un instinto de autoconservación, pues la afirmación de la voluntad de vivir “se presenta al mismo tiempo como un instinto sexual  que tiene sus miras puestas en una serie infinita de generaciones” (W II, § 44 p. 550), la máxima expresión de la afirmación de la voluntad de vivir se ejecuta mediante el acto sexual que tiene como objetivo la procreación de un nuevo individuo.

La voluntad de vivir y la negación de la voluntad de vivir schopenhauerianas se pueden ver representadas en los personajes de Rupertine del Fino, a modo de ejemplo, Otto y Rupertine representan la voluntad de vivir a través de la persecución de deseos, de la afirmación de la vida con el amor sexual, las pasiones desaforadas, entre otros aspectos, mientras que Wolfgang encarna la negación de la voluntad de vivir dado que es quien ha logrado apagar su voluntad, los impulsos, el ansia de perpetuar los sufrimientos, ha renunciado a la cantidad de objetos de deseos que le ofrece la vida demoníaca.

Por otro lado, al ser arrojados al mundo los seres humanos ingresan a la rueda de Ixión que continuamente estará girando. Lo que hace que esa rueda permanezca girando es el querer de la voluntad, a saber, el inquebrantable desear de los individuos, este querer y desear se derivan de la necesidad y, a su vez, del sufrimiento en tanto que el deseo cumplido resulta en una satisfacción momentánea e inmediatamente aparece un nuevo objeto de deseo, y así se va conformando una cadena de deseos que socavan la existencia humana por el sufrimiento que produce. Por tales motivos, resulta necesario la negación de la voluntad de vivir, que es salir de la corriente del querer, poner fin al querer, es el abandono de la esclavitud de la voluntad, siendo el arte una de las vías para liberarse de ese querer, pero, desde la perspectiva de Schopenhauer, es el ascetismo el camino propicio para la redención. Sin embargo, para Mainländer el camino para detener esa rueda, cuyos giros generan sufrimiento, es el del héroe sabio el cual es representado en Rupertine del Fino por Wolfgang. De este manera, se puede entrever cómo tanto Schopenhauer como Mainländer se proponen trazar las líneas de los senderos que el ser humano debe atravesar para poder salir de la cadena de dolores y sufrimientos que deben llevar sobre sus hombros durante toda su existencia, un camino que les permite liberarse del peso de esas cadenas, pero los filósofos pesimistas imprimen su propia mirada y trazan las líneas con diferentes colores y trazos, empero, esos trazos se entrelazan en puntos como su propuesta de la negación de la voluntad de vivir.

A partir de esta propuesta de la negación de la voluntad se puede denotar otro de los puntos en los que convergen las reflexiones filosóficas de Schopenhauer y de Mainländer. En vista de que en ambos la negación de la voluntad representa la redención, el mismo Schopenhauer (W II, § 48) lo vislumbra cuando plantea que la afirmación de la voluntad de vivir conlleva a la continuación de los avatares de la vida, “mientras que por el contrario su negación, en razón de alcanzar un mejor conocimiento, es la redención. ” (p. 588) Así es como quien se entrega a la vida y quien afirma constantemente su voluntad de vivir está sirviéndole a los intereses de la voluntad, en estos puntos se puede alegar que concuerdan los pesimistas alemanes. No obstante, hay que esclarecer que para Mainländer la negación de la voluntad de vivir no contradice su afirmación, sino que ambas pueden emplazarse como figuras dialógicas que se pueden entrelazar para alcanzar un mismo propósito, en cambio, para Schopenhauer negación y afirmación de la voluntad están en contradicción. En este punto se puede llegar a considerar que la propuesta de Mainländer resulta más atractiva y consoladora que la del filósofo de Danzig, quien concluye su sistema con el ascetismo que termina siendo un desapego de todo lo que constituye a la vida, en tanto que todo cuanto existe es manifestación de la voluntad, que debe ser apagada mediante la negación, es decir, detener la rueda del querer, dado que los individuos no podrán cesar de sufrir mientras sea la voluntad la que predomine.

En lo que respecta a la propuesta de Mainländer, se anota que su reflexión de cómo la negación de la voluntad no contradice su afirmación, se deriva del hecho de que, según Mainländer, existe una gran ley, que es la ley del debilitamiento de la fuerza, esencialmente de la naturaleza, o sea, que la naturaleza se va debilitando paulatinamente. Este debilitamiento se va generando por la afirmación de la voluntad de vivir, pero quien solamente se limita a la afirmación de la voluntad sufrirá todos los tormentos que le depara la vida y su camino hacia la redención será más agobiante y largo, mientras que quien logra que la negación de la voluntad no contradiga su afirmación podrá redimirse sin llevar una existencia tormentosa y, al unísono, amará a la humanidad, ensalzará la vida con serenidad, y es que,

En cambio, aquel que se separa de la vida con la misma necesidad con que abraza la vida con mil brazos el hombre brutal; aquél al que un conocimiento frío y claro le ha puesto fin antes que el medio, y la muerte antes que la vida, actúa, igualmente, en pro de los intereses de la naturaleza y del suyo propio, pero debilita más eficazmente tanto la suma de fuerza del todo como también su tipo, que goza en vida la beatitud de la paz del corazón y encuentra en la muerte la aniquilación absoluta, a la que todo aspira en la naturaleza. Recorre la vereda más corta de la redención, lejos del camino principal hacia la redención reservado a la multitud; ve elevarse ante él la cima, con su dorada luz, y la culminará (MAINLÄNDER, 2020, p. 287).

Este fue el camino que eligió Wolfgang, quien “encerraba en sí todo aquello que puede trasladar a un ánimo reflexivo a ese estado de carencia de dolor que, según describe Epicuro, caracteriza a los dioses” (MAINLÄNDER, 2018, p. 26), en razón de que Wolfgang era ese espíritu que afirmaba la voluntad individual de vivir pero que no se dejaba arrastrar por las fuertes mareas que impulsan las pasiones del corazón humano, él se había liberado de la ley del dolor y del sufrimiento universal (“das Gesetz des Leidens”), estaba redimido del sufrimiento, ya había alcanzado la paz del corazón. Mainländer distingue tres tipos de caracteres sublimes, que los categoriza de la siguiente manera: 1) el héroe, 2) el sabio, y 3) el héroe sábio. Este último carácter sublime es el que encarna Wolfgang, y es el héroe sabio porque no fue un resignado de la vida, sino que hizo de su vida “un arma valiosa para luchar por el bien de la humanidad” (MAINLÄNDER, 2020, p. 152). Por ello en varios momentos trata de guiar y salvar a Rupertine, es más, cuando Rupertine se fue con Otto y luego regresó a la hora en que estaba por fenecer, nuevamente está Wolfgang para vivificarla, para ser el báculo que la sostuviera, y es que el mismo Otto le dice a Wolfgang “que lo que inflama tu corazón es el amor a la Humanidad” ((MAINLÄNDER, 2018, p. 26), esto se debe a que,

El héroe sabio es el fenómeno más puro de nuestra tierra; su pura mirada eleva a los demás seres humanos, porque estos quedan sujetos a la ilusión de que, precisamente porque ellos también son hombres, han de tener la misma capacidad de padecer y morir por los demás que él (MAINLÄNDER, 2020, p. 152).

En algunos momentos este héroe sabio logra captar la atención de Rupertine que se debatía constantemente por esas dos fuerzas. El héroe sabio es el halo solar que arroja luz sobre el mundo, es un diáfano para los individuos, Wolfgang es el héroe sabio que se comprometió con la redención de Rupertine, hasta en los últimos momentos se convirtió en el aguijón que intentó espolear el alma de Rupa, pero ya su alma estaba inmersa en la inanición. Rupertine queda en la mitad de la cuerda, tambalea e intenta usar un trampolín para apartarse del camino del dolor, pero finalmente decide lanzarse al precipicio, a los brazos redentores de la muerte.

Ahora bien, la teoría de la compasión de Schopenhauer también vivifica el corazón humano, lo reconforta, le brinda un consuelo. La compasión schopenhaueriana resulta ser un antídoto para el egoísmo que está ceñido en el alma de todos los individuos, por ello Schopenhauer (2011) asevera que:

Aquel a quien la visión del dolor ajeno le duele tanto como el propio, quien se conmueve hasta tal punto que para eliminar aquel dolor sacrifica aquellos medios a través de los cuales puede satisfacer su propia voluntad, mantener su propia existencia, es una persona bienaventurada, está llena de virtud (p. 126).

Esto es el reconocimiento del dolor y sufrimiento universal, asimismo, el reconocimiento individual de que solamente somos diferentes en apariencia, pero que somos una y la misma cosa en esencia. Esto también resulta ser amor a la Humanidad, el mismo que inflamaba el corazón de Wolfgang, y en ello se puede entrever otro punto donde está presente Schopenhauer en la novela filosófica en tanto que se entretejen unos puntos de encuentro en lo que respecta a este asunto, claro está que Mainländer traza sus propias líneas imprimiéndole su perspectiva, pero sí hay una relación dialógica en lo que respecta al compromiso con la humanidad, con el Otro en el que también se reconoce su condición de ser doliente, sufriente.

Así es como tanto Mainländer como Schopenhauer despliegan en sus reflexiones unos caminos o alternativas que le pueden permitir a los individuos escabullirse de la rueda que permanece girando y que los dirige hacia el contacto permanente con la ley del sufrimiento universal.

4 Algunas consideraciones finales

Si hay algo fundamental que nos vislumbra la novela filosófica Rupertine del Fino es el hecho de que representa algunos acontecimientos que socavan al ser humano. Uno de ellos es el deseo y el querer que tenían su máxima expresión en Otto, también las desgracias que arropan a los individuos, lo cual se denota en el desarrollo de la historia. Del mismo modo, se nos muestra que el sufrimiento y el dolor instituyen partes esenciales de la vida, que las pasiones resultan ser una carga pesada, que el amor sexual es la celda que impide que los individuos escapen de los dolores y sufrimientos, que los impulsa a perpetuar esa cadena de individuos volitivos y sufrientes. Igualmente, nos desvela la constante búsqueda de sentido, como se puede percibir en el personaje de Rupertine.

Para Schopenhauer y Mainländer, el ser humano está instituido por el querer, por el sufrimiento, por el egoísmo, por la constante lucha por permanecer, y por ser volitivo. Además, la existencia humana está circundada por una serie de rasgos y de acontecimientos que repercuten en la actitud o posición que asumen los individuos ante la vida. El deseo es uno de esos rasgos que ocupa un lugar central en la vida de los individuos, dado que el deseo es, desde nuestra perspectiva, el impulso humano de no querer perecer sino permanecer, es aquello que le da sentido a la existencia humana, ya que el deseo es la búsqueda de lo que necesitamos para sostenernos en el mundo. Lo problemático de ello, según los filósofos que nos ocupan, es lo que nos mantiene en una cadena de dolores y sufrimientos que son generados por la constante sed que tienen los individuos, a su vez, por la satisfacción momentánea que se tiene al alcanzar el objeto deseado, esto también genera hastío. En consecuencia, si de algo estaban convencidos los filósofos pesimistas es de que el sufrimiento y el dolor son consustanciales al ser humano, definen su condición humana, su ser y estar en el mundo, Schopenhauer (2011), ya aducía,

Pero el destino de dolor es propio de la existencia humana, pues ésta se halla profundamente inmersa en el sufrimiento y, sin poder escapar de él, el tránsito por este mundo y su salida de él resultan absolutamente trágicos: no puede dejar de reconocerse en ello cierta intencionalidad (p. 16).

Constatar esos aspectos de la condición humana es lo que impulsó a Schopenhauer y a Mainländer a proponer los caminos propicios para la redención. De esto, el sinsabor o la inquietud que nos sigue rondando se relaciona con algo que ya hemos abordado, y es la incertidumbre que genera el no saber cuál sería el camino más conveniente si finalmente sucumbiremos, a causa de que “todos nuestros caminos son oscuros, y lo único que sabemos, aunque raramente pensemos en ello, es que cada uno de ellos acaba en la tumba” (MAINLÄNDER, 2018, p. 63). Si bien Schopenhauer nos indica que es el del asceta, mientras que Mainländer nos orienta hacia el del héroe sabio, lo que sigue generando conflicto es el hecho de que a la muerte le es indiferente cuál camino hayamos elegido, todos los seres terminan en el mismo punto, tienen el mismo final. Sin embargo, Mainländer (2020) afirma que quien elige el camino del héroe sabio obtiene la verdadera redención, puede ingresar a la nada absoluta, aniquilarse por completo, “promueve como ningún otro el movimiento del universo desde ser al no ser” (p. 281), pero de ello no podemos tener certeza, como sí se tiene de la muerte que es la única certeza que tenemos.

La muerte es una constante en la existencia, los seres humanos la vivencian a cada instante, en razón de que no solamente la perciben mediante los de su misma especie, sino también, por ejemplo, en los animales no humanos, en las plantas, en la mayoría de los fenómenos de la tierra. Los individuos ven perecer a muchos fenómenos que le circundan, y ello le recuerda que a su paso por este suelo le llegará el mismo momento que le tocó a las mariposas que observó mientras eran devoradas por la muerte.

 Por otra parte, de acuerdo a lo que se ha desarrollado en el presente escrito, podemos afirmar que Schopenhauer está presente en la novela filosófica Rupertine del Fino, hay rescoldos de su pensamiento y de su influencia en Mainländer, a saber, en la idea del amor sexual o pasional al que se refieren Wolfgang, y que también referenciamos en el último apartado. De la misma manera, encontramos que los filósofos alemanes confluyen en su mirada pesimista del mundo y del ser humano, la cual nos recuerda a Hartmann (1869) cuando plantea que, “la escuela schopenhaueriana, por su parte, debe dar un paso parecido, y admitir que el placer puede ser tan positivo como el dolor, y que, por consiguiente, solo se trata de un predominio, no de la existencia exclusiva del dolor (más grande o más pequeño) ” (p. 157).

Debido a que mediante los planteamientos pesimistas de Schopenhauer y Mainländer, nos cuestionamos sobre la posibilidad de que pesimismo y optimismo entretejan un diálogo sobre los asuntos que les conciernen, y si, tal vez, pueda resultar de ello una propuesta integradora, o si es posible lo que se plantea Hartmann, de que el placer pueda ser considerado tan positivo como el dolor. Empero, esto lo planteamos como una inquietud generada a partir de la lectura y relación de las dos figuras del pesimismo a las que nos hemos referido en este trabajo, nos queda como una tarea.

En otro orden de ideas, aunque Schopenhauer influenció el pensamiento de Mainländer es imperioso resaltar que el filósofo de Offenbach desarrolló sus propias ideas,

Aunque Philipp Mainländer pretenda ser un continuador del pensamiento de Arthur Schopenhauer, sin duda sería un malentendido reducirle a un expositor de él, pues, de hecho, hace una apuesta muy diferente a la luz de la exposición de Die Welt als Wille und Vorstellung en la que se insiste en la distinción, en fijar diferencias. El pensamiento de Mainländer está tan esencialmente distante del de Arthur Schopenhauer que sería un malentendido peligroso para la clarificación del diálogo filosófico identificarlos (HERNÁNDEZ, 2019, p. 114).

No obstante, y para finalizar, la identificación de estos filósofos necesariamente no tiene que constituir un malentendido peligroso, ya que Schopenhauer y Mainländer comparten varias preocupaciones y miradas que ya hemos presentado en el desarrollo de este texto. Se demostró que es posible trabar un diálogo entre estos pensadores, por ejemplo, en lo que plantean sobre el amor sexual, en su propuesta de la negación de la voluntad de vivir, la muerte, las pasiones humanas, su propuesta del sufrimiento como redentor, y demás asuntos humanos que abordan y a los que cada uno le imprimen su mirada. Hay confluencias y discrepancias entre ambos filósofos, las cuales enriquecen los debates filosóficos, y que además pueden permitir plantear una nueva propuesta filosófica del mundo contemporáneo, y a su vez, pensarlo y repensarlo con una mirada crítica.

Fue el enigma y el asombro lo que impulsó a Schopenhauer y Mainländer a que emprendieran la búsqueda del camino redentor, y es que siempre que haya así sea una persona que se asombre ante el enigma del mundo, que interrogue la vida, que se haga preguntas sobre ese enigma y que anhele encontrar alguna respuesta o consuelo, siempre que haya alguien interrogándose sobre ese enigma, la filosofía permanecerá, no dejará de existir.

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Contribuição de autoria

1 – Laura Vanessa Castellanos Carbonell

Estudiante del programa de Filosofìa de la Universidad del Atlàntico

https://orcid.org/0000-0003-1100-7454 • lvcastellanos@est.uniatlantico.edu.co

Contribuição: Escrita – Primeira Redação

2 – Nome completo autor/a:

Titulação

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Como citar este artigo

CASTELLANOS CARBONELL, L. V. Schopenhauer y Mainländer: un diálogo filosófico-pesimista a través de Rupertine del Fino. Voluntas Revista Internacional de Filosofia, Santa Maria, v. 13, n. 2, e6, 2022. Disponível em: https://doi.org/10.5902/2179378671863. Acesso em: dia mês abreviado. ano.



[1] Con excepción de algunos apartados de su obra principal Filosofía de la Redención publicados en 2011, pero la traducción más completa fue publicada en 2020.

[2] Obra traducida al español por primera vez en 2015 por Manuel Pérez.