Universidade
Federal de Santa Maria
Gutenberg
- Revista de Produção Editorial, Santa Maria, RS, Brasil, v. 1, n. 1, p. 26-39,
jan./jun., 2021
Submissão:
31/03/2021 • Publicação: 23/07/2021
Artigo
publicado sob licença CC BY-NC-SA 4.0
Artigo
La literatura y sus tramas: panorama contemporâneo de la edición literaria en Bolivia
Literature and its plots: contemporary panorama of literary publishing in Bolivia
I Universidad Nacional de Córdoba, Facultad de Filosofia y Humanidades, Córdoba, Argentina
mgonzalezalmada@gmail.com
RESUMEN
El presente trabajo se
propone presentar el estado de situación general de la cartografía editorial en
Bolivia. Si bien este panorama no se pretende exhaustivo, se asume como una
exposición de las variadas ofertas editoriales que pueden encontrarse en la actualidad
en el país andino-amazónico. El diseño de un campo editorial resulta
imprescindible para observar el dinamismo del campo literario boliviano, toda
vez que los sujetos que lo componen muchas veces juegan el doble rol de
escritores y de editores, con lo que el panorama editorial adquiere mayor
relevancia para su diagrama y estudio. Para llevar adelante este trabajo se
apeló a entrevistas realizadas a escritores y editores, notas en periódicos
bolivianos y a un marco teórico que refiere a la constitución de un campo
editorial y a la relevancia de algunas de sus dinámicas (Bourdieu, De Diego, Kloss).
Palabras clave: Edición literaria; Bolivia; Campo editorial; Narrativa boliviana contemporánea
ABSTRACT
The present work intends to present the general state of the editorial cartography in Bolivia. Although this panorama is not intended to be exhaustive, it is assumed as an exposition of the various editorial offers that can be found today in the Andean-Amazonian country. The design of an editorial field is essential to observe the dynamism of the Bolivian literary field, since the subjects that compose it often play the double role of writers and publishers, with which the publishing scene acquires greater relevance for its diagram and study.To carry out this work, interviews with writers and editors, notes in Bolivian newspapers and a theoretical framework that refers to the constitution of an editorial field and the relevance of some of its dynamics were used (Bourdieu, De Diego, Kloss).
Keywords: Literary edition; Bolivia; Editorial field; Contemporary Bolivian
narrative
CONSIDERACIONES PRELIMINARES
El presente trabajo pretende dar cuenta de
la formación de un campo editorial en Bolivia que se define a partir de
características particulares. Si bien esta investigación no pretende ser
exhaustiva, sí propone un panorama de la conformación más reciente del campo
editorial boliviano.
El campo
intelectual, formación de la que se desprende el campo editorial, consiste en
el establecimiento de “un sistema de líneas de fuerza” (BOURDIEU,
2002, p. 9). Los agentes que lo integran, dice
Bourdieu, están “determinado[s] por su pertenencia a este campo: en
efecto, debe[n] a la posición particular que ocupa[n] en él propiedades de posición irreductibles a
las propiedades intrínsecas” (p. 9). Esto es, cada agente que compone el
campo se encuentra determinado por él y, al mismo tiempo, impacta en el resto
de los agentes, imprimiéndole un valor a las relaciones que se establecen entre
ellos.
En cuanto a la
actividad misma de editar, Gerardo Kloss (2007)
advierte que “la edición es una tarea típicamente transdisciplinaria: se
hace con la concurrencia de decenas de personas, que participan desde la
perspectiva de distintos oficios, disciplinas y especialidades” (p. 11) y
es justamente por ello que la edición se transforma en un campo abigarrado de
subjetividades que se tensionan entre sí. Pierre Bourdieu afirma que es
el editor el que tiene el poder
totalmente extraordinario de asegurar la publicación, es decir, de hacer
acceder un texto y un autor a la existencia pública (Öffentlichkeit),
conocido y reconocido. Esta suerte de “creación” implica la mayoría
de las veces una consagración, una transferencia de capital simbólico
(p. 233, destacado en el original).
En este
sentido, editar no supone una actividad más dentro del campo literario, sino
que, más bien, involucra una profunda interrelación entre escritores y
lectores, poniendo al alcance del público una diversidad de textos que, por un
lado, pueden formar parte de las demandas del mercado y, por otro, pueden
constituir novedades no previstas por el mismo mercado. Acerca de estas
tensiones, por momentos ambiguas, José Luis de Diego (2019) señala el doble
juego en el que puede participar el campo editorial a partir de la narración
del caso del llamado boom de la literatura latinoamericana:
Por un lado, hubo quienes sostuvieron
que el boom fue una concurrencia de notables escritores que encontraron
un público fiel; ese hecho atrajo el interés de editores y, en consecuencia,
logró sorprendentes niveles de venta. Por otro, quienes no pusieron en duda la
calidad de los escritores, pero sospecharon tempranamente que el boom
había sido el resultado de una astuta maniobra editorial con sede,
principalmente, en Barcelona. (p. 6).
Las relaciones
establecidas en el campo editorial, trazan líneas de
comportamiento en el mercado de ventas, tanto frente a los libros existentes
cuanto a los que puedan crearse[1].
En los últimos
años, el campo editorial boliviano se ha caracterizado por una intensa
actividad que impacta en el campo literario en su conjunto. Los actores que lo
componen se atañen mutuamente al momento de imprimir una dinámica asociada a
ciertas búsquedas y decisiones que impulsan -a veces con mayor énfasis que
otras- la producción lieraria boliviana en su
conjunto.
Aunque, en
términos generales, los estudios referidos al mundo editorial suelen acentuar
la relación que se establece entre editores y lectores, en el caso de este
trabajo, el eje se trasladará a la relación entre editores y escritores, puesto
que estos actores muchas veces se yuxtaponen en el campo editorial boliviano
contemporáneo. Este enfoque da cuenta de la singularidad de la actividad
editorial boliviana. Los casos que serán revisados en este trabajo atienden a
las particularidades más llamativas: intervención de los escritores de manera
directa en el campo editorial, participación en editoriales consolidadas
inaugurando colecciones editoriales, proyectos editoriales que se proponen como
posibilidades económicas beneficiosas para los escritores, entre otras. Esta
investigación se detendrá específicamente en tres enfoques: en primer lugar, se
observarán los efectos de la transnacionalización en el campo editorial
boliviano a partir de la salida de la editorial Alfaguara de Bolivia y su
impacto en el mundo editorial local; en segundo lugar, la intervención en el
campo boliviano de editoras que privilegian las publicaciones de literatura
nacional y latinoamericana escrita por mujeres y, por último, la presentación
de un campo editorial “expandido” que se tensiona con la
centralidad ocupada por las editoriales bolivianas de mayor prestigio.
Efectos de la transnacionalización en el mundo editorial boliviano
La editorial
Alfaguara fue creada en 1964 por el escritor español Camilo José Cela y en el
año 1980 fue comprada por el grupo editorial Santillana. Como integrante del mismo, Alfagura llega a
Bolivia a mediados de los años 90. El dato es relevante debido a que este
emporio editorial está estrechamente ligado a las políticas neoliberales
implementadas por el gobierno de Gonzalo Sánchez de Lozada quien impulsó, entre
otras, la reforma educativa[2]. La editorial Santillana jugó un rol de
relevancia como nexo entre el sistema educativo y las políticas implementadas
por el gobierno, monopolizando la creación de textos escolares que inundaron
las escuelas fiscales y privadas.
Alejandro Dausá (2009) afirma que
El Grupo Prisa arribó a nuestro país
en el marco del “segundo desembarco hispano”, en el cual decenas de
empresas ibéricas aprovecharon la debilidad y entreguismo de diferentes
gobiernos para hacer jugosos negocios en sectores estratégicos de la economía
(entre otras, Unión Fenosa, Iberdrola, Abertis, Aena, Agbar, Abengoa, BBVA,
Repsol-YPF, etc.).
Este grupo, en
el que se incluye la editorial Alfagura, intervino de
manera contundente en la conformación del campo editorial boliviano de los años
90 y de comienzos del siglo XXI. Luego de doce años de monopolio en la
elaboración de manuales de texto para los estudiantes bolivianos, en 2009 se
formaliza
La declaración del presidente Evo
Morales, del 6 de junio, en la que anunciaba que sacaría del sistema educativo
boliviano los textos elaborados por la editorial Santillana (Prisa) [ya que]
fue, en criterio del mandatario, una medida para conseguir la
“soberanía” en la formación de estudiantes y terminar con los
resabios de la llamada Reforma Educativa, que impulsaron diferentes gobiernos
“neoliberales” desde 1985 (RODERICK, 2009).
Alfaguara fue
la editorial encargada de intervenir en la producción literaria boliviana. En
el año 1998 se inaugura el Premio Nacional de Novela “Alfagura”
con la pretensión de dar renombre y legitimidad a los autores bolivianos. Entre
los ganadores del premio se encuentran los escritores Edmundo Paz Soldán por El delirio de Turing (2003), Wilmer
Urrelo por Fantasmas asesinos (2007),
Sebastián Antezana por La toma del
manuscrito (2008), Rosario Barahona por En
el fondo tu ausencia (2012) y Magela Baudoin por El sonido de la H (2014), entre los más destacados. En 2013, se
publica el último premio de la casa Alfagura
aunque ya el texto de Baudoin sale con el sello de Santillana, ambos, sin
embargo, pertenecientes al grupo Prisa. Los premios otorgados desde entonces, se han publicado en la editorial 3600 bajo la
dirección de Marcel Ramírez y al cuidado del editor y escritor Willy Camacho.
El premio, en la actualidad, asciende a un monto de 81000 bolivianos
equivalentes a 11000 dólares y la publicación del título ganador en una tirada
de 1000 ejemplares. Al menos hasta los acontecimientos políticos acaecidos en
noviembre de 2019[3], el premio dependía del Ministerio de
Culturas y Turismo del Estado Plurinacional de Bolivia en acuerdo con otras
entidades tales como la Embajada de España en Bolivia, la Empresa Nacional de
Telecomunicaciones ENTEL y la editorial 3600.
En el año
2014, la editorial Alfaguara es comprada por la Penguin
Random House y abandona tierras bolivianas, dejando
en la incertidumbre a diversos autores[4]. El premio nacional de novela queda en
manos, desde entonces, de la editorial local 3600 como ya fuera mencionado con
anterioridad. De este modo, el giro que se produce como efecto de la
transnacionalización se observa en el acento colocado en las casas editoriales
locales enviadas a cubrir la vacancia dejada por la multinacional. En efecto,
la ausencia de los capitales extranjeros robusteció la industria editorial
boliviana. En este sentido, se evidencia una dinámica
editorial en la que autores y editores asumen retos más
ambiciosos con la consecuente búsqueda de calidad de los textos, tanto en términos literarios cuanto en la calidad del libro en
sí, como libros-objeto en los que se condensan principios estéticos emparentados con otras expresiones artísticas. Así, es preciso destacar el trabajo con
el diseño de las tapas de los libros en el que
varias editoriales bolivianas han comenzado a colocar cuidado y esmero para
imprimirle personalidad al texto en sí y, también,
para lograr una marca registrada en el diseño
empleado por cada sello.
En los últimos
años, la cartografía editorial se ha ampliado
en un nivel considerable con la apertura de nuevos sellos que se suman a los ya
existentes. La editorial Perra Gráfica, la
cartonera Yerba Mala o los proyectos editoriales de gran envergadura y apoyados
por fondos gubernamentales[5] tales como Biblioteca del Bicentenario[6] o la colección
de Novelas Fundamentales[7] se suman a las casas editoriales 3600, El
Cuervo y Plural en La Paz, Nuevo Milenio en Cochabamba y el grupo editorial La
Hoguera y El País en Santa Cruz de la Sierra.
En el caso de las editoriales El Cuervo, 3600 y Perra Gráfica,
se observa un cuidado por el trabajo de diseño gráfico y por las ilustraciones.
Las tapas de los títulos de esta última, por caso, emplean la técnica
de la serigrafía y están
diseñadas por diversos artistas plásticos bolivianos y peruanos en una colaboración
que reviste de novedad y originalidad al trabajo editorial en lo que refiere al
diseño gráfico.
Las mujeres y la edición en Bolivia
La editorial
Plural fue fundada en el año 1999 y está dirigida por José Antonio Quiroga
Trigo. El sello ha publicado un número aproximado de más de mil títulos desde
su inauguración. En los últimos años se destaca por la creación de la colección
Mantis, dirigida por las escritoras Giovanna Rivero y Magela Baudoin. Empleando
como plataforma la práctica de la edición, Baudoin y Rivero aportan una mirada
femenina a un campo literario generalmente habitado por hombres, en el que la
línea que rige el catálogo de la colección privilegia las escrituras femeninas
latinoamericanas contemporáneas. Esta intervención introduce en el mercado
editorial boliviano literatura extranjera de autoras reconocidas entre las que
se cuentan Fernanda Trías, Piedad Bonnett, Esther
Cross, entre otras.
Giovanna
Rivero nació en Santa Cruz de la Sierra en 1972. A lo largo de su trayectoria
ha ganado varios premios, algunos de ellos de proyección internacional como el
Premio Internacional de Cuento Cosecha Eñe en 2015. Entre su abundante caudal
de publicaciones, se destacan los volúmenes de cuentos Para comerte mejor (2018, Final Abierto) y Tierra fresca de su tumba (2020, Marciana) ambos publicados por
editoriales argentinas y la novela 98
segundos sin sombra (2016, Penguin Random House). La autora y editora, además de publicar en
el extranjero, lo hace también en Bolivia en las casas El Cuervo de la ciudad
de La Paz y en el grupo editorial La Hoguera de Santa Cruz de la Sierra. Magela
Baudoin, por su parte, nació en Caracas, Venezuela, en 1973, aunque ha vivido
en Bolivia la mayor parte de su existencia. Se ha desempeñado como periodista y
escritora con publicaciones tales como el volumen de cuentos La composición de la sal (ganador del
Premio Hispanoamericano de Cuento Gabriel García Marquez
en 2015) y la novela ganadora del premio nacional de novela 2014 El sonido de la H. La composición de la sal
se encuentra publicado en Argentina bajo el sello Libros del Zorzal.
Al momento de
la presentación de los primeros títulos de la colección Mantis en mayo de 2017,
las editoras y escritoras entrevistadas por El Diario de La Paz afirman que
la colección se lanza con una
apuesta que, en palabras de Baudoin, “puede parecer anacrónica, pero es
profundamente necesaria y valiente ante las condiciones actuales de un
monopolio cultural masculino que sigue inclinando abrumadoramente a su favor
las estadísticas de lo que se publica, se compra, se lee y se aplaude”.
Rivero afirma que este enfoque “es precisamente una respuesta concreta a
la gran insatisfacción que nos genera comprobar la pobre voluntad de los
circuitos editoriales por incluir de forma más justa en sus catálogos y en sus
instancias de legitimación los distintos registros del mundo que las escritoras
ofrecen”.
La colección Mantis, al tiempo de abrir un campo necesario para la
inclusión en Bolivia de escrituras nacionales e internacionales femeninas, se
caracteriza por el cuidado y el lujo de sus ediciones, de tapa dura forradas
con telas especialmente escogidas y un trabajo estético de sobrecubierta que
embellece al libro imprimiendo una sensibilidad estética que se vuelve sello
distintivo de la colección.
Liliana Colanzi nació en Santa Cruz de la Sierra en 1981. La
escritora ha publicado tres volúmenes de cuentos: Vacaciones permanentes (2010, Reina Negra), La Ola (2014, Montacerdos) y Nuestro
mundo muerto (2016, Eterna Cadencia). A las ediciones argentinas, les
corresponden las respectivas versiones bolivianas, siempre bajo el sello de
propiedad de Fernando Barrientos, en la editorial El Cuervo. Colanzi ganó el premio Aura Estrada de México en 2015 y se
desempeña como profesora en la Universidad de Cornell, Estados Unidos. Liliana Colanzi es la creadora de Dum Dum editora con la que pretende recuperar autores
nacionales e internacionales poco leídos en
Bolivia. Fascinada por la escritura de Sara Gallardo,
el primer título de Dum Dum
en 2017 fue Eisejuaz.
Según la propia descripción de Colanzi, la editorial
tiene un pie en la selva y otro en Marte en alusión al paisaje del oriente
boliviano y a la predilección por el género de ciencia-ficción y de terror que
el catálogo presenta. Entre sus títulos más recientes se pueden encontrar el
poemario guaraní/castellano de Elías Caurey Ñeepoti kaa peguarä/Canto al bosque y El color que cayó del cielo de H.P Lovecraft en traducción de la
propia Colanzi. Entre otros títulos se encuentran el
clásico de la literatura boliviana El
occiso de María Virginia Estenssoro y el conjunto de ensayos La desobedicencia.
Antología de ensayo feminista.
Tanto Mantis
como Dum Dum son proyectos
que juegan con la idea de revitalizar lo femenino, sea desde la figura simbólica de la mantis, sea desde el homenaje a la
escritora y poeta boliviana Hilda Mundy[8]. Lo excéntrico,
lo fantástico, lo femenino y lo poco habitual
se enlazan y se escriben en publicaciones a las que estas autoras deciden
prestar atención y darles un lugar, desde 2017,
en sus propios catálogos editoriales. Asimismo,
el trabajo conjunto de Baudoin, Rivero y Colanzi se
materializa, entre otras actividades, en la organización del IV Encuentro
Internacional de Narrativas que, en la versión de 2020, se desarrolló a partir
de la pregunta “¿De qué hablamos cuando hablamos de futuro?” y que
reunió a escritores nacionales e internacionales para intentar una respuesta en
tiempos de pandemia.
Nuevos espacios de edición
Para atender a
los nuevos espacios de edición, dos casos serán relevados para este trabajo. El
primero de ellos refiere a la editorial Sobras Selectas dirigida por Alexis
Argüello Sandoval ubicada en la ciudad de El Alto[9]. A diferencia de las editoriales
comentadas con anterioridad, esta se ubica en un espacio con escasa tradición
editorial dado que esta ciudad ha crecido en los últimos años como consecuencia
de la migración indígena producida desde el área rural hacia la ciudad. La Paz
ocupa una centralidad en el sistema editorial boliviano que da cuenta ya de una
tradición en lo que refiere a la publicación de libros. Gracias al trabajo
sostenido de Argüello, la ciudad que corona la hollada, adquiere un nombre en
el campo editorial boliviano y una particularidad: la de publicar libros de
autores nóveles con proyección de obra (GONZÁLEZ ALMADA, 2020a). Entre los
títulos publicados hasta el momento se destacan la antología No me jodas, no te jodo. Crónicas escritas
por y para El Alto seleccionadas por el propio Argüello y que cuenta con
autores tales como Daniel Averanga, Rodrigo Urquiola,
Gabriel Mamani y Rosario Barahona, entre otros. La ilustración que se encuentra
en la tapa destaca la estética alteña con los colores y el diseño que simula a
un cholet[10]. La novela de Luis Raimundo Quispe Flores
se titula La Equis y es uno de los
títulos más recientes del sello como así también UPEA. Unión de Productoras y Expendedoras Ambulantes[11] ambos publicados 2019.
Tata Danzanti es una editorial que irrumpe en el escenario
literario boliviano desde 2019. Los escritores Rodrigo Urquiola Flores, Gabriel
Mamani Magne y Daniel Averanga reúnen esfuerzos para
dar comienzo a su incursión en el campo editorial de Bolivia. Las trayectorias
de estos autores se inscriben en el circuito de los concursos literarios de
alcance nacional, departamental y municipal en el que Urquiola ha sido
recurrentemente premiado por sus producciones literarias. Nacido en La Paz en
1986, cuenta entre sus textos las novelas Lluvia
de piedra (Mención de Honor en el Premio Nacional de Novela
“Alfaguara” en el año 2010) y El
sonido de la muralla (Premio Plurinacional de Novela Marcelo Quiroga Santa
Cruz, 2014 y Premio Interamericano de Literatura Carlos Montemayor, 2016)
publicadas por el sello Alfaguara en 2011, la primera, y por el grupo editorial
Kipus en 2015, la segunda. Mamani, por su parte,
nació en La Paz en 1987. Es el ganador del Premio Nacional de Novela en su
versión 2019 por la novela Seúl, São
Paulo. Magister en Literatura Comparada por la Universidad Federal de Río
de Janeiro, Brasil, ha ganado, entre otros, el Premio Eduardo Abaroa en la
categoría de periodismo cultural (2015) y del Concurso de Cuento Adela Zamudio
(2012). Daniel Averanga nació en Oruro en 1982. Es,
entre otros textos, autor de la novela de terror La Puerta, premiada en la versión del año 2015 en el IX Concurso
Plurinacional de Novela Marcelo Quiroga Santa Cruz y antologador del volumen de
cuentos fantásticos Vértigo (2012)
publicado por El Cuervo.
La motivación
de los escritores radica en cuestionar las prácticas de pago de derechos de
autor que llevan adelante las editoriales en el intento de poder conseguir un
mayor rédito económico (GONZÁLEZ ALMADA, 2020b). El sello cuenta, hasta la actualidad,
con un título publicado en formato papel, Reconstrucción
(2019) de Urquiola, y un título publicado en formato digital titulado Pero mis brazos insisten en abrazar al mundo
(2020) que reúne cuentos de diversos autores latinoamericanos. Este último, fue
pensado y diseñado en el contexto de la pandemia global ocasionada por el virus
COVID-19. Reconstrucción fue la
ganadora del XII Premio de Novela Marcelo Quiroga Santa Cruz en su versión del
año 2018.
El trabajo
sostenido por los autores pretende intervenir en el campo editorial paceño
mediante la concurrencia a ferias y la venta directa a clientes que los siguen
a través de las diversas redes sociales. Esa es la forma de mayor
sustentabilidad ensayada por los nóveles editores.
Palabras finales
Este trabajo
quiso dar cuenta de un panorama, no exhaustivo, del campo editorial boliviano
en la actualidad. Los rasgos más llamativos se encuentran en la yuxtaposición
de la actividad escritural y editorial, sea como vía de exposición de una
literatura femenina desterrada del sistema literario, o bien, por el ostracismo
económico que afecta a los escritores.
Con la partida
de la editorial transnacional Alfagura, perteneciente
al grupo Prisa, el campo editorial boliviano quedó, paradójicamente si se
quiere, menos afectado, impulsando el tomar el oficio de editar por mano
propia. Así editoriales como Plural, El Cuervo, Nuevo Milenio se potenciaron
con el advenimiento del nuevo siglo, mientras que el
surgimiento de nuevas casas editoriales revisten de una variedad y
heterogeneidad de propuestas a un campo activo, dinámico y diverso que toma a
las producciones nacionales e internacionales para generar redes de colaboración
que tejen y sostienen una producción literaria actual y de calidad.
Las líneas
estéticas y la nueva cartografía que caracterizan al campo editorial boliviano
posibilitan la apertura de nuevos espacios de producción en los que las
editoriales tradicionales y de renombre del siglo pasado y el monopolio paceño
parecen desvanecerse frente a las nuevas tendencias. El futuro editorial
boliviano se imprimirá en páginas sugerentes y será interesante poder asistir a
ese evento.
ReferEncias
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[1] Es posible enfatizar la idea de
creación tanto en lo que refiere a la creación de un texto literario cuanto de,
precisamente, la consecuente creación de un público afín a dicho texto.
[2] Para saber más sobre esta cuestión ver GONZÁLEZ ALMADA, M. (2018). Política plebeya y sociedad abigarrada: las disputas por el poder
y los sujetos sociales emergentes en la Bolivia contemporánea (1993-2009). En
QUINTEROS, M. C. Quinteros e VIEL MOREIRA, L. F. (orgs.) As revoluções na América Latina contemporânea: entre o ciclo
revolucionário e as democracias restringidas. (pp.231-269). Maringá/San José:
UEM-PGH-Historia/CIHAC-Universidad de Costa Rica.
[3] Me refiero al momento de la caída del gobierno de Evo Morales.
[4] En comunicación personal realizada en noviembre de 2014 en ocasión del
Festival literario Santa Cruz de las Letras, Rosario Barahona y Rodrigo
Urquiola (ganador de una mención de honor en el año 2010 por su novela Lluvia de piedra) manifestaron su
desazón frente a la situación que experimentaban como autores de la casa
Alfaguara Bolivia.
[5] La BBB estuvo vigente hasta
noviembre de 2019 momento en que entró en crisis debido a la inestabilidad
política.
[6] El
proyecto Biblioteca del Bicentenario de Bolivia (BBB) surgió en el
año 2015 impulsado por el Centro de Investigaciones Sociales dependiente
de la Vicepresidencia del Estado Plurinacional de Bolivia. El proyecto plantea
la publicación de 200 obras consideradas como las más destacadas de
la producción de las ciencias sociales y las humanidades, con un ritmo de
publicación de 20 títulos por año hasta completar en 2025
-año del Bicentenario- la totalidad de las publicaciones.
[7] El
proyecto 15 Novelas Fundamentales de Bolivia estuvo impulsado y financiado por
el Ministerio de Culturas y Turismo del Estado Plurinacional de Bolivia durante
las gestiones de la especialista en políticas de género Elisabeth
Salguero (2011-2012) y del politólogo Pablo Groux Canedo. El proyecto se
concretó en el año 2011. Algunas de las novelas seleccionadas
forman parte, también, del proyecto de la BBB.
[8] Hilda Mundy es el heterónimo
de Laura Villanueva Rocabado (1912-1982) poeta y cronista boliviana de intensa
participación en el campo literario boliviano de los años 30 del
siglo pasado. “Dum Dum” fue el título que llevaban las
columnas que la autora escribía en el periódico La Patria; se trata
de una onomatopeya que emula el sonido de las balas que aludían tanto a
la Guerra del Chaco (1932-1935) cuanto a los disparos que Mundy les
infringía a ciertos personajes de la vida política y social
boliviana.
[9] Agradezco la colaboración de la
licenciada Florencia Chiaretta en el registro de algunos datos que aparecen en
este apartado.
[10] El cholet es una construcción que se ha impuesto entre la población chola
de la ciudad de El Alto en la que se destacan los colores y una estética
sobrecargada que rescata elementos de la cultura popular y de la cultura
indígena en la que se inspiran. Para saber más sobre los cholet ver García,
F. (12 de marzo de 2019). Freddy Mamani, el padre de los cholets. La Nación. Recuperado de: https://www.lanacion.com.ar/opinion/freddy-mamani-el-padre-de-los-cholets-nid2246160.
[11] Las siglas de la publicación juegan con las de la Universidad Privada de El
Alto.