Universidade Federal de Santa Maria
Exten. Rur., Santa Maria, v. 31, e85864, 2024
DOI: 10.5902/2318179685864
ISSN 2318-1796
Submisión: 24/11/2023 • Aprobación: 12/08/2024 • Publicación: 08/10/2024
4 ¿POR QUÉ CONSIDERAR LOS TRABAJOS PRESENTADOS EN LAS JORNADAS DE LA AADER?
5 estrategias y conceptos recurrentes
Extensión y Comunicación Rural
Conceptos y estrategias recurrentes de la Extensión Rural argentina en el siglo XXI: enfoque territorial, agroecología y agricultura familiar
Conceitos e estratégias recorrentes da Extensão Rural Argentina no século XXI: abordagem territorial, agroecologia e agricultura familiar
IUniversidad Nacional de La Plata, Facultad de Ciencias Agrarias y Forestales, Departamento de Desarrollo Rural, La Plata, Buenos Aires, Argentina
RESUMEN
La búsqueda de nuevos enfoques para la extensión y desarrollo rural ha sido una constante en América Latina desde mediados del siglo XX. En los paradigmas más recientes, destaca la prominencia del denominado enfoque territorial. El propósito de este artículo es identificar los conceptos y estrategias recurrentes en las experiencias de extensión rural desarrolladas en Argentina entre 2000 y 2018. La metodología se basó principalmente en el análisis del contenido de investigaciones, experiencias y ensayos presentados en once Jornadas Nacionales de Extensión Rural durante dicho período. En relación con los resultados, se identificaron las principales estrategias de intervención y los marcos conceptuales más frecuentes. Ejemplos de estos cambios que caracterizaron la perspectiva y las estrategias de los extensionistas incluyen la noción de innovación como construcción social, la importancia de la agricultura familiar y la adopción del enfoque agroecológico.
Palavras-chave: Extensionistas; Innovación; Paradigmas de desarrollo
RESUMO
Keywords: Extensionistas; Inovação; Paradigmas de desenvolvimento
Según Lattuada, Nogueira y Urcola (2016), la región ha experimentado una evolución significativa en los enfoques de desarrollo rural, abarcando desde el Desarrollo de la Comunidad (1930-1960) hasta la perspectiva actual de Desarrollo Territorial Rural (DTR). Sili (2005) describe el DTR como un proceso de transformación rural que busca, mediante la organización y dinamización del territorio y la implementación de metodologías dinámicas, alcanzar altos niveles de innovación y diversificación económica, capital social y cultural, así como infraestructura y servicios eficientes.
Alburquerque (2003) subraya que el enfoque territorial implica la participación social desde el inicio del proceso de planificación, la consideración de dimensiones múltiples en el territorio, la visión de una economía de territorios y la búsqueda de una mayor coincidencia institucional. Landini (2016) destaca la frecuente promoción de procesos de articulación interinstitucional y la construcción multiactoral y participativa de proyectos, alineándose con las teorías del desarrollo territorial.
A pesar de la preeminencia del enfoque territorial, coexisten otros marcos conceptuales como la agroecología (Sarandon, 2002), la economía social (Coraggio, 2011) y el desarrollo local (Arocena, 1995), según señalan Selis y Otero (2019). Esta diversidad de perspectivas teóricas en la extensión y el desarrollo rural ha caracterizado el período analizado. El objetivo de este trabajo es identificar la diversidad de estrategias y conceptos recurrentes en el campo de la extensión rural en las primeras décadas del siglo XXI. Es crucial señalar que no buscamos evaluar los resultados o avances en la transformación efectiva de la realidad, sino identificar el contenido propositivo de las iniciativas que han dado forma a la extensión rural en nuestro país durante este período.
En cuanto instrumento de política de desarrollo rural, la ER es una referencia válida y necesaria para indagar sobre las políticas públicas orientadas al sector agroalimentario. Los sistemas o servicios de ER son reconocidos como uno de los principales instrumentos para la puesta en práctica de políticas agrícolas y de desarrollo rural (Thorthon, 2006). La identificación y caracterización de los marcos conceptuales y las estrategias predominantes a partir del estudio de experiencias concretas, permitirá mejorar la comprensión del proceso de implementación de esta política pública.
Cuando nos referimos a la Extensión Rural (ER), estamos aludiendo tanto a un proceso o práctica educativa como a un instrumento de política de desarrollo rural, además de constituir una disciplina que teoriza y estudia dicho fenómeno (Otero; Selis, 2019).
En 1967, Vellani definió la ER como proceso e institución, abarcando ambas acepciones. En su primer sentido, como práctica o proceso, los antecedentes remontan a experiencias ligadas a procesos educativos en entornos rurales o agrícolas. Alemany (2012) sostiene que los inicios de la ER en Argentina se encuentran en las comunidades originarias, donde la enseñanza agrícola formaba parte de sus prácticas sociales. Vellani (1967) menciona la historia de Squanto, un indígena que, alrededor de 1620, reunía a sus vecinos para demostrar cómo el maíz crecía más vigorosamente si se colocaba un pescado junto a la semilla al momento de la siembra. En el contexto institucionalizado de mediados del siglo XX en América Latina, Paulo Freire (1998) realizó un análisis crítico de la dimensión educativa/comunicativa de esta praxis, estableciendo precedentes para diversas concepciones gnoseológicas que la fundamentan.
En su segunda acepción, como instrumento de política o servicio, la ER ha sido moldeada por el paradigma de desarrollo predominante en cada contexto histórico, influyendo en la definición de objetivos y estrategias. En América Latina, la institucionalización de la extensión como política pública fue fuertemente influenciada por los Estados Unidos (Otero; Selis, 2016), reflejándose en la metodología, objetivos y estrategias adoptados linealmente. En este sentido, las primeras acciones en Estados Unidos, a principios del siglo XX, se centraron en la modernización de los espacios rurales, buscando el aumento de la producción agropecuaria mediante la transferencia de tecnologías e insumos modernos (Sanchez de Puerta, 1996).
Siguiendo a Alemany y Sevilla Guzmán (2007), la ER, como disciplina científica aplicada, ha comprendido dos trayectorias distintas: extensión convencional y extensión alternativa. Cada una ha sido influenciada por diferentes perspectivas teóricas dentro del pensamiento social agrario, definiéndose el pensamiento social agrario alternativo como aquel que se opone al modelo productivo agroindustrial dominante, criticando el desarrollo del capitalismo en la agricultura y sus impactos sociales y medioambientales.
En consonancia, Alemany (2012) establece un marco conceptual sistémico con cinco dimensiones: paradigma social/del desarrollo, perspectivas teóricas del pensamiento social agrario, enfoques de extensión, sistemas de extensión (referentes a la conformación institucional de la extensión como instrumento de política) y praxis/práctica extensionista.
Cuando en este trabajo planteamos considerar el marco conceptual de las experiencias de ER, nos referimos tanto a los aspectos contexto-estructurales (paradigma de desarrollo y perspectivas teóricas del pensamiento social agrario) como a los enfoques de extensión, que inciden en el para qué, en la definición del horizonte político (Huergo, 2004) de las políticas y praxis extensionistas.
Otro concepto relevante en este trabajo es el de estrategia. En el contexto de la planificación social, la estrategia se define como el conjunto de movimientos dirigidos a lograr un objetivo (Rovere, 1993), representando el camino para alcanzar dicho objetivo. Coincidimos con Cimadevilla (2004) en la definición de intervención como el proceso que orienta una acción para modificar un estado de realidad identificado intersubjetivamente. Las estrategias de intervención, por ende, se expresan como emergentes transversales a todas las dimensiones de la ER. En este sentido, los paradigmas, enfoques, sistemas (o marcos institucionales) o prácticas concretas de ER se configuran como factores que condicionan, en distintos grados, la definición de las estrategias desarrolladas.
La metodología adoptada se fundamentó en el análisis exhaustivo del contenido de las publicaciones, que abarcó investigaciones, ensayos y experiencias narradas por extensionistas, presentadas en las diez Jornadas organizadas por la Asociación Argentina de Extensión Rural (AADER) durante el período comprendido entre 2000 y 2018, como se detalla en la Tabla I.
El análisis de contenido se concibe como un conjunto de procedimientos interpretativos aplicados a productos comunicativos, tales como mensajes, textos o discursos, derivados de procesos comunicativos previamente registrados. Este enfoque, respaldado por técnicas de medición, que varían desde métodos cuantitativos, como estadísticas basadas en el recuento de unidades, hasta enfoques cualitativos, como lógicas basadas en la combinación de categorías, tiene como objetivo principal la elaboración y procesamiento de datos relevantes sobre las circunstancias en las que se generaron dichos textos, o sobre las condiciones que podrían propiciar su uso posterior (Piñuel Raigada, 2002).
La población total analizada consistió en 1174 trabajos, limitando la inclusión a aquellos de autoría argentina. Se llevó a cabo una primera revisión del título y resumen, y posteriormente, en aquellos casos donde se identificó un desarrollo significativo de los marcos conceptuales relacionados con el trabajo de extensión y/o las estrategias de intervención, se procedió a una lectura completa. Esta muestra representó aproximadamente el 40% del total de trabajos, proporcionando una exposición detallada de las prácticas extensionistas, las perspectivas teóricas y los enfoques empleados, así como de los diversos contextos sociales, económicos y territoriales. Además, se recurrió a informes y documentos oficiales del Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA), como principal organismo estatal encargado de ejecutar la política pública de Extensión Rural (ER).
4 ¿POR QUÉ CONSIDERAR LOS TRABAJOS PRESENTADOS EN LAS JORNADAS DE LA AADER?
Las Jornadas de AADER, como espacio de encuentro, debate y reflexión para extensionistas, investigadores y, en menor medida, funcionarios públicos, representan una referencia crucial para la investigación en la temática. En el análisis cualitativo y cuantitativo de artículos de investigación, relatos de experiencias y ensayos, se extrae información que contribuye de manera significativa al objetivo de la presente indagación.
La estructura del evento se basa en la presentación de trabajos científicos, ensayos y experiencias a través de exposiciones orales y pósters. Estos son sometidos a evaluación previa por un Comité Científico compuesto por aproximadamente 30 expertos en cada una de las áreas tratadas en las Jornadas, quienes recomiendan su presentación o sugieren correcciones. Los trabajos aceptados se exponen en Mesas Temáticas, organizadas en función de los objetivos planteados, dirigidas por un moderador y un comentarista seleccionados por su experiencia y trayectoria en el tema. Además, se llevan a cabo dos paneles, uno a nivel nacional y otro regional, que actúan como catalizadores de debates en los talleres. Estos últimos se configuran como espacios de discusión en torno a temas de actualidad, variables en cada Jornada en respuesta a las cambiantes realidades de la actividad, como, por ejemplo, la mejora de la formación de extensionistas, la promoción de la participación, los consensos y conflictos en el trabajo del extensionista, las nuevas competencias requeridas, así como las políticas e instrumentos para fomentar la innovación, entre otros (Selis; Otero, 2017).
A lo largo de las Jornadas, han participado como expositores destacados referentes de la Extensión Rural, tanto del país como del extranjero. Se destaca la presencia de representantes del sector público (INTA, universidades, ministerios provinciales) y del sector privado (organizaciones de productores, ONGs, empresas agroindustriales). Además, se ha contado con la participación de representantes de organismos internacionales, como la FAO y el IICA. Los aportes provienen de diversas regiones, incluyendo Argentina, Brasil, Chile, Uruguay y Francia. A lo largo del tiempo, se ha observado un aumento en la contribución de expertos de otros campos disciplinarios, como sociólogos, antropólogos, comunicadores, psicólogos rurales y sociales, geógrafos, pedagogos y biólogos. Este fenómeno se explica tanto por el reconocimiento de la diversidad y complejidad de la actividad de la Extensión Rural como por el creciente interés que esta actividad suscita en otras áreas del conocimiento.
Tabla 1 – Jornadas de Extensión Rural consideradas en el estúdio
|
Fecha |
Lugar |
Trabajos presentados (de autoría argentina) |
Organización local / Lema de la jornada |
X Jornadas Nacionales de Extensión Rural y II del Mercosur |
Mayo de 2000 |
Mendoza |
46 |
Organización local: Facultad de Ciencias Agrarias - Universidad Nacional de Cuyo. |
XI Jornadas Nacionales de Extensión Rural y III del Mercosur |
Setiembre de 2002 |
La Plata |
88 |
Organización local: Facultad de Cs Agrarias y Forestales - Universidad Nacional de La Plata. Lema: La extensión y la nueva ruralidade |
XII Jornadas Nacionales de Extensión Rural y IV del Mercosur |
Setiembre de 2004 |
San Juan |
73 |
Lema: Para refundar la extensión - hombre - tierra – producción |
XIII Jornadas Nacionales de Extensión Rural y V del Mercosur |
Setiembre de 2006 |
Esperanza |
75 |
Lema: El compromiso con el desarrollo en un contexto de fuertes heterogeneidades |
XIV Jornadas Nacionales de Extensión Rural y VI del MERCOSUR |
Octubre de 2008 |
San Miguel de Tucumán |
100 |
Organización local: INTA. Lema: Planificando el desarrollo y la extensión rural: Políticas y estrategias para igualar oportunidades y cuidar el território |
XV Jornadas Nacionales de Extensión Rural y VII del MERCOSUR |
Noviembre de 2010 |
Potrero de los Funes |
159 |
Organización local: INTA. Co-organizado: AAEA-AADER. |
XVI Jornadas Nacionales de Extensión Rural y VIII del MERCOSUR |
Noviembre de 2012 |
Concordia |
179 |
Organización local: INTA. Lema: “Aportes al desarrollo territorial: políticas y estrategias de extensión rural” |
XVII Jornadas Nacionales de Extensión Rural y IX del MERCOSUR |
Noviembre de 2014 |
Rosario |
98 |
Organización local: Facultad de Ciencias Agrarias de la UNR e INTA. Lema: “El encuentro en la diversidad” |
XVIII Jornadas Nacionales de Extensión Rural y X del MERCOSUR |
Noviembre de 2016 |
Cinco Saltos |
151 |
Organización local: Facultad de Ciencias Agrarias de la UNCo e INTA. Lema: La Extensión Rural y los modelos de Desarrollo en el año del bicentenário |
XIX Jornadas Nacionales de Extensión Rural y XI del MERCOSUR |
Septiembre de 2018 |
Mendoza |
205 |
Organización local: FCA – UNCuyo e INTA Lema: ¿Hacia dónde vamos? Contribuciones de la Extensión Rural para la Sustentabilidad de los territórios |
Fuente: Elaboración própria (2024)
5 estrategias y conceptos recurrentes
Considerando el desarrollo territorial rural como el objetivo general, independientemente de las diversas perspectivas posibles, se identificaron un total de once (11) estrategias predominantes en el período analizado, entendidas como caminos o conjuntos de acciones conducentes. En orden decreciente, las actividades estuvieron orientadas a:
a) Promover innovaciones técnico-productivas, destacándose la propuesta de producción agroecológica y/o sustentable.
b) Apuntalar la organización de agricultores/as familiares, bajo diversas modalidades como asociaciones, cooperativas, grupos, entre otros.
c) Aumentar las opciones de comercialización, priorizando el desarrollo de mercados de proximidad, como ferias francas.
d) Conformar mesas o espacios de articulación interinstitucional para la gestión local del desarrollo.
e) Valorizar lo local y lo endógeno, incluyendo productos típicos o tradicionales.
f) Abordar cuestiones de género y el papel de la mujer en las experiencias.
g) Trabajar con las juventudes del agro.
h) Desarrollar experiencias de turismo rural.
i) Mejorar el acceso y gestión del agua en zonas del país donde el recurso es escaso.
j) Aumentar las posibilidades de financiamiento, a través de fondos rotatorios u otras modalidades similares.
Estas estrategias no son excluyentes entre sí; sin embargo, cada una prioriza un eje de trabajo expresado en su definición. En términos generales, en la fundamentación, se comparten argumentos sobre los problemas que enfrenta el sistema agroalimentario, pero se enfoca en algunos elementos del diagnóstico para luego definir el camino elegido.
Además, en clara articulación con las estrategias de intervención, y en concordancia con los marcos conceptuales predominantes que se han consolidado como complementos al enfoque territorial, que, como se indicó previamente, define el período, se destacan los siguientes elementos.
a) La noción de agricultura familiar, concebida como una categoría integradora que abarca diversos sujetos sociales.
b) La consideración de la innovación como una construcción social, explorando este fenómeno desde conceptos específicos, como las tramas sociotécnicas o las redes de diálogo.
c) El enfoque agroecológico y la búsqueda de una producción sustentable, involucrando la reducción de la dependencia de insumos y el fortalecimiento de procesos ecológicos.
d) La dimensión de lo local, aplicada no solo al concepto de desarrollo, sino también a los saberes, la cultura, los productos y los recursos.
e) En menor medida, la noción de economía social.
Estos marcos conceptuales se entrelazan de manera integral con las estrategias de intervención, enriqueciendo el enfoque territorial y proporcionando un marco teórico sólido para abordar los desafíos específicos del desarrollo rural en el periodo analizado.
Según Alemany (2013), el INTA experimentó un proceso de reconstrucción, recreación y fortalecimiento de la Extensión Rural (ER) después de la crisis del 2001. Este proceso tenía como objetivo modificar las propuestas de extensión de la década de 1990 hacia nuevos enfoques y estrategias de desarrollo rural. Estos cambios eran necesarios para adaptarse a la nueva situación económica, social y ambiental del país, superando el paradigma de intervención neoliberal.
En este contexto, varias instituciones comenzaron a articular sus acciones a partir del enfoque territorial. En 2002, el Consejo Directivo del INTA aprobó el documento "Propuesta para la transformación y fortalecimiento del Sistema de Extensión y Transferencia de Tecnología". Este documento se convirtió en la base para la creación del Programa Federal de Apoyo al Desarrollo Sustentable (PROFEDER), que integró estrategias existentes con nuevas propuestas para el desarrollo local y territorial.
En el Plan Estratégico Institucional 2005-2015, el presidente del INTA afirmó la gestación de un nuevo modelo de desarrollo con inclusión social. Este modelo se centraba en privilegiar la producción y el empleo, basado en un tipo de cambio competitivo, estabilidad fiscal y equilibrio financiero. Este enfoque buscaba lograr un crecimiento económico persistente con sostenibilidad ecológica y social.
La reformulación de la misión institucional durante el PEI 2005-2015 estableció que el INTA se dedicaría a la innovación en el sector agropecuario, agroalimentario y agroindustrial. El objetivo era contribuir integralmente a la competitividad de las cadenas agroindustriales, la salud ambiental, la sostenibilidad de los sistemas productivos, la equidad social y el desarrollo territorial mediante la investigación, desarrollo tecnológico y extensión.
Este reordenamiento institucional implicó trabajar bajo el paradigma del desarrollo territorial, potenciando la capacidad histórica del INTA en investigación y extensión. La institución se comprometió a contribuir a la competitividad y sostenibilidad de las cadenas agroindustriales, la salud ambiental, la equidad social y el desarrollo territorial.
Según Catullo (2018), este cambio supuso una innovación institucional para adaptarse a las nuevas demandas sociales, ambientales y tecnológicas. Se trabajó bajo el paradigma del desarrollo territorial, enfocándose en el territorio y considerando la diversidad de actores que lo integran.
El INTA definió a los territorios como espacios físicos y sociales en construcción, con límites dinámicos y difusos. Estos involucran diferentes dimensiones (económico-productiva, ambiental, sociocultural y político-institucional) y problemas emergentes. La capacidad de innovación tecnológica y organizativa de los productores se convirtió en un elemento central en la estrategia de desarrollo rural.
En la década anterior, el INTA había desarrollado programas focalizados en trabajar con grupos de productores para atenuar la exclusión social y el despoblamiento del campo. Estas experiencias sirvieron como bases importantes para construir una nueva etapa. El PEI definió que el Sistema de Extensión abordaría el desarrollo territorial a través de estrategias adaptadas a cada condición particular, promoviendo y apoyando los procesos de transformación productiva e institucional.
En este contexto, el perfil del extensionista se transformó, surgiendo nuevos retos para la formación profesional en el desarrollo rural. La diversidad y especificidad local se convirtieron en factores clave, requiriendo ingenio y creatividad en la búsqueda y adopción de modelos organizacionales, metodológicos y operativos para cada situación concreta. Este enfoque ha tenido repercusiones significativas en el perfil y las responsabilidades del extensionista, así como en la formación profesional asociada al desarrollo rural.
En el período examinado, la categoría de agricultura familiar se vuelve distintiva dentro de los organismos estatales, especialmente tras el conflicto generado en torno a la resolución n°125 en 2008, lo que incrementó significativamente el interés estatal por este sector (Fernández, 2017). A raíz de las transformaciones tecnológicas y las decisiones políticas a finales del siglo XX, se observa la desaparición de más de 80,000 explotaciones, en su mayoría, establecimientos agropecuarios con menos de 200 hectáreas. Este fenómeno se acompaña de un aumento en el tamaño de la superficie explotada, evidenciando un proceso de concentración de la actividad. Ante esta realidad, se comienza a considerar a la política pública como generadora de oportunidades para diversos actores, como campesinos, minifundistas, colonos, chacareros, pueblos originarios, entre otros. La política reconoce que las posibilidades de reproducción de estos grupos están directamente vinculadas al desarrollo de los territorios.
La noción de agricultura familiar busca abarcar la diversidad de actores que comparten problemas y limitaciones, reproduciendo su posición subordinada frente a los actores dominantes del sector. Una definición significativa ofrecida por el Foro Nacional de la Agricultura Familiar (FoNAF) en 2006 integra las dimensiones económicas y socioculturales, considerándola como "una forma de vida y una cuestión cultural". Esta definición destaca que la gestión de la unidad productiva y las inversiones realizadas son llevadas a cabo por individuos que mantienen lazos familiares, donde la mayor parte del trabajo es aportada por los miembros de la familia, y la propiedad de los medios de producción pertenece a la familia.
En cuanto a la agroecología, se la define como una disciplina científica que sintetiza y aplica conocimientos de diversas áreas con una perspectiva holística y sistémica. En el período analizado, se observa un proceso de institucionalización de la agroecología en el INTA, con la creación del Centro de Investigación para la Agricultura Familiar (CIPAF) en 2005 y sus Institutos por regiones, orientados hacia enfoques agroecológicos en sus investigaciones y desarrollos. Se destaca la creación de la Red Nacional en Agroecología (REDAE) en 2013, que busca articular iniciativas en agroecología desde diversas herramientas institucionales.
En lo que respecta a la innovación, se produce un cambio conceptual significativo, pasando de concebirla como el resultado exclusivo de un proceso de transferencia o difusión de tecnologías, conocimientos e ideas, a entenderla como "el resultado de un proceso colectivo donde diversos actores interaccionan y producen conocimiento para la acción". Este cambio respalda la transformación del rol del extensionista de intermediario a facilitador, fomentando un enfoque más participativo y comprometido.
En relación con la economía social, se trabajó en experiencias que promueven formas alternativas de organizar la producción, distribución, intercambio y consumo, privilegiando los circuitos cortos de comercialización. La economía social incluye experiencias cooperativistas, nuevas modalidades de comercialización, fondos de financiamiento solidario, Ferias Francas, bolsones de verduras, entre otras. Este enfoque se basa en la conformación de nuevas relaciones económicas que buscan la reivindicación de derechos humanos, el cuidado del ambiente y la construcción de ciudadanía. La Economía Social y Solidaria se considera un marco conceptual adecuado para comprender los procesos socioeconómicos que involucran a diversos actores rurales y urbanos, agrícolas y no agrícolas. En este enfoque, no existe separación entre propietarios de los medios de producción y trabajadores, y la lógica apunta a mejorar las condiciones de vida de sus integrantes en lugar de maximizar la ganancia a través de la acumulación privada del capital. La diversidad de actores en la economía social incluye campesinos, desocupados fabriles, trabajadores sin empleos estables, cuentapropistas urbanos, jubilados, amas de casa, entre otros.
Este trabajo conforma una síntesis inicial de la labor realizada durante dieciocho años (2000 –2018) por distintos equipos extensionistas de Argentina. El punto de partida del análisis implicó asumir como rasgo general del período analizado, al enfoque territorial, y se buscó identificar la diversidad respecto a otros conceptos o enfoques movilizados y estrategias desarrolladas.
En el campo de la ER la crítica al proceso de modernización del agro se expresó en múltiples aristas, que, a nuestro juicio, dieron fundamento a buena parte de las estrategias de intervención desarrolladas. En un ejercicio de simplificación, la misma podría desagregarse en tres aspectos: la insustentabilidad del modelo productivo -fundamentalmente en términos ambientales-, la exclusión y concentración de la producción -en términos sociales y económicos-, y la fragmentación y deslocalización de la actividad agropecuaria -en términos culturales y geográficos-. Estos diagnósticos tuvieron su correlato en diferentes enfoques y estrategias de intervención como las que pudimos observar en nuestro análisis.
La evolución y transformación de la Extensión Rural (ER) en Argentina, como se expone a lo largo de los párrafos analizados, reflejan una respuesta dinámica y adaptativa a los desafíos económicos, sociales y ambientales que el país ha enfrentado en las últimas décadas. La crisis del 2001 marcó un punto de inflexión, dando origen a un proceso de reconstrucción y fortalecimiento de la ER. Este proceso, posterior a la crisis, se vio catalizado por cambios significativos en las políticas estatales, como se evidencia en la creación del Programa Federal de Apoyo al Desarrollo Sustentable (PROFEDER) y la reorientación hacia el enfoque territorial.
La centralidad otorgada a la agricultura familiar como categoría distintiva en el accionar estatal refleja un reconocimiento de la diversidad de actores involucrados en el sector. La definición propuesta por el Foro Nacional de la Agricultura Familiar (FoNAF) en 2006 subraya la importancia de esta forma de vida y su conexión intrínseca con aspectos económicos y socioculturales. Este enfoque se ha convertido en un pivote fundamental para la formulación de políticas públicas que buscan impulsar el desarrollo territorial.
La institucionalización de la agroecología en el Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA) demuestra un compromiso con prácticas agrícolas sostenibles y una comprensión más holística de los sistemas agroalimentarios.
El cambio conceptual en la innovación, de un proceso exclusivamente técnico a uno colectivo y social, representa un reconocimiento de la complejidad de los procesos de cambio en la agricultura. Este cambio se traduce en una redefinición del papel del extensionista, de intermediario a facilitador, promoviendo enfoques más participativos y comprometidos con las comunidades.
En conclusión, la evolución de la ER en Argentina refleja un proceso continuo de adaptación a las cambiantes realidades sociales, económicas y ambientales. La atención a la diversidad de actores, el reconocimiento de la agricultura familiar, la promoción de la agroecología, la redefinición de la innovación y la integración de la economía social son elementos clave que apuntan hacia un enfoque más inclusivo, sostenible y participativo en la construcción de políticas y prácticas para el desarrollo rural. Estos elementos, en conjunto, delinean un camino hacia la construcción de un modelo de desarrollo territorial más equitativo y resiliente, alineado con los desafíos contemporáneos y las demandas de las comunidades rurales.
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Contribuciones de los autores
1 – Jeremías Otero
Ingeniero agrónomo, Magister em Procesos Locales de Innovación y Desarrollo Rural
https://orcid.org/0009-0005-6815-8714 • jereotero@agro.unlp.edu.ar
Contribución: Conceptualización | Curación de datos | Análisis formal | Investigación | Metodología | Validación |Redacción – borrador original | Redacción – revisión y edición
Cómo citar este artículo
OTERO, J. Conceptos y estrategias recurrentes de la Extensión Rural argentina en el siglo XXI: enfoque territorial, agroecología y agricultura familiar. Extensão Rural, Santa Maria, v. 31, e85864, p. 01-18, 2024. DOI 10.5902/2318179685864. Disponible en: https://doi.org/10.5902/2318179685864. Acceso en: día mes abreviado. Año.